A 30 años del atentado contra la AMIA, la investigación sigue aportando novedades como si fuera una historia que cada tanto da un giro que atrae la mirada de todos. Eso mismo también evidencia que la resolución definitiva del caso pareciera no llegar nunca.
El mes pasado, Ariel Lijo, juez subrogante en el expediente que investiga el atentado, decidió desclasificar el informe secreto de la Secretaría de Inteligencia que fue elaborado por el ex espía Antonio “Jaime” Stiuso, y lleva su firma. Popularmente, el trabajo es conocido como “Informe Toma”, pero eso es solo porque Miguel Ángel Toma era el jefe de la SIDE cuando Stiuso presentó ese informe en el juicio oral, en el 2003.
Hoy, 21 años después, aquella investigación contiene algunos datos que se pueden cotejar con otros trabajos realizados años más tarde, entre ellos el informe del servicio de inteligencia israelí, el Mossad, y el trabajo del ex titular de la Unidad Especial de Investigación AMIA Alejandro Rúa, que acaba de publicar un libro llamado “30 días”, en el que hace un detallado relato de todo el mes de julio de 1994. Es decir, los 17 días previos al atentado y los 12 posteriores. En ese trabajo, Rúa revela un dato hasta ahora jamás ponderado: el Mossad se llevó dos pies y una pierna que serían de la persona que manejó la camioneta Renault Trafic hasta dentro del edificio de la AMIA y se inmoló. ¿Qué pasó con esos restos de cuerpo humano? Nadie sabe.
En el informe de Stiuso no están mencionados y mucho menos en el resto del expediente. Sí están mencionados en el informe del Mossad que se conoció en julio del 2022. El Mossad dice tener certeza sobre la identidad del inmolado, al igual que la otrora SIDE, probablemente informada por sus colegas israelíes. Ambos organismos dicen que se trata de un ciudadano libanés llamado Ibrahim Berro, pero una muestra de ADN hallada en los restos de la camioneta utilizada para el atentado, analizada en el 2017, dio negativo y hasta el momento nunca se analizaron los dos pies y la pierna izquierda que se habrían encontrado. A esta altura, la cadena de custodia de esas partes estaría también en serias dudas.
Motivo
¿Por qué atentaron contra la AMIA? El principal argumento sostenido en la Justicia argentina es que Irán se molestó porque durante el gobierno de Carlos Menem se incumplió un contrato en el que se había acordado proveerles tecnología nuclear. El Mossad dice que el atentado fue “una respuesta a dos grandes acciones nuestras en el Líbano”.
A esto se le suma que en 1994 hubo otros atentados terroristas contra la comunidad judía alrededor del mundo: en marzo se encontró un coche bomba en Bangkok, Tailanda, que estaba preparado para explotar en la embajada de Israel en aquel país. Al día siguiente del atentado contra la AMIA, en Panamá, un terrorista hizo explotar un avión en el que viajaba una importante cantidad de ciudadanos israelíes. Para ser más específicos, los investigadores del Mossad que vinieron al país a trabajar por el atentado a la AMIA luego se fueron a Panamá. El 26 de julio, la comunidad judía de Londres también sufrió un atentado. Es decir que el mundo estaba en alerta
Futuro
En materia judicial, la novedad más relevante es que, al cierre de esta edición y en la víspera del 30º aniversario del atentado, el Gobierno presentó un proyecto de ley para que se pueda realizar el juicio en ausencia de los acusados y así poder condenarlos, a pesar de que tal vez nunca terminen presos.
El informe del Mossad también deja un dato que no tiene ninguna relación con el atentado a la AMIA, pero marca la pauta de quienes son los nuevos objetivos de la inteligencia israelí en el presente. En 1994, el principal sospechoso del atentado era el líder religioso Mohsen Rabbani, quien incluso ya era un objetivo de los agentes argentinos, que lo estaban siguiendo la mañana del atentado. En su informe del 2022, el Mossad dice que un hombre llamado Ruben Assad es “el heredero de Mohsen Rabbani en América Latina”. Los ojos están puestos ahí.
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