El diputado del Frente Amplio Gustavo Olmos y su suplente, Martina Casás, solían tener largas jornadas de trabajo a nivel parlamentario. Su tarea incluía recorridas por el interior del país y reuniones que se extendían durante horas. Tenían un vínculo cercano, pero la legisladora comenzó a sentirse incómoda con esa relación y lo denunció ante la Justicia penal y laboral por acoso sexual.
Casás tenía entonces 29 años y pertenecía, al igual que Olmos, al sector Marea Frenteamplista, un espacio socialdemócrata dentro del Frente Amplio, la coalición de izquierda uruguaya. Olmos, un referente de esa bancada, tenía 62. Según denunció la ahora ex diputada, él ejercía sobre ella acoso sexual al darle “besos”, “abrazos de despedida de jornada” y “toque en sus glúteos sin el consentimiento”. También aseguró que su compañero se “sobrepasó” en algunas invitaciones para “estar juntos” en recorridas por el interior.
En las últimas semanas, el caso ha avanzado con la declaración de los testigos que presentaron ambos y de los propios involucrados. Al declarar, Olmos contó la relación de “afecto” que tenían y reconoció que hubo tres picos entre ellos.
Según la declaración informada por el diario El País, Olmos contó que Casás estaba “rentada” por el sector para hacer un trabajo político tanto fuera como dentro del Parlamento. Esa tarea implicaba que ella tuviera un escritorio en el despacho del diputado titular de la banca. El vínculo que tenían –según la declaración de denunciado– era “cordial, de compañerismo, de afecto”. Olmos negó ser el jefe de Casás, como declaró otra diputada, Micaela Melgar, que fue como testigo de la denunciante. “No le marcaba tarea, no le controlaba lo que hacía”, argumentó Olmos.
“Los dos tenemos una expresión física de afecto, pero no solo entre nosotros dos; Martina abraza a mucha gente, yo también, y eso pasaba entre nosotros; abrazarnos, beso cuando llegamos, cuando nos íbamos, de pasar y acariciar la cabeza, de pasar y hacerme un masaje en los hombros, de pasar y darme un beso; una relación con componentes de expresión física, pero no erotizada”, declaró Olmos, al ser consultado sobre los contactos físicos que mantenían.
El diputado denunciado aseguró que fue Casás la que sobrepasó un límite. “Nos estábamos yendo del despacho y me dio un pico, y quedó en eso. No fue incómodo ni nada, ni siquiera lo hablamos nunca; no generó eso una tensión o una escalada de ningún tipo, y después del episodio que genera la denuncia es más o menos parecido; nos dimos dos picos estando en el despacho y después de eso fuimos a buscar comida conversando de nuestro trabajo como normalmente hacíamos”, sostuvo.
En la Justicia le preguntaron si llegaron a tener una relación de pareja, pero Olmos lo negó. Y respondió: “Lo más ‘hot’ fueron esos picos; nunca un beso profundo, ni toqueteos, ni insinuaciones o pedidos de imágenes o mensajes; hubieran aparecido si los había”.
Olmos luego detalló cómo se dieron esos pequeños besos. Según relató, tras una reunión, sus escritorios quedaron enfrentados. Mientras él comentaba sobre algunos viajes al interior del país, ella –según el relato del denunciado– le dijo: “Lo nuestro es imposible”. “Nos dimos dos picos y después seguimos conversando. Nos fuimos a buscar comida abajo, subimos, y seguimos trabajando cada uno en lo suyo”, indicó. Señaló que fueron “los dos” los que tomaron la iniciativa.
El diputado frenteamplista señaló que sus saludos afectuosos los da también a otros compañeros. “Sí, abrazo gente; en la bancada tenía casi que fama de buen masajeador; se ponía compañeras y compañeros para que les hiciera masajes; pico no me daba con otra gente”, sostuvo el legislador denunciado.
Olmos también señaló que Casás nunca le expresó que sintiera “incomodidad” por su vínculo. “Nunca manifestó nada”, sostuvo.