Eufórico en el plano internacional, a punto de volar a Estados Unidos para tratar de verse en persona con Donald Trump tras el triunfo contundente del republicano, Javier Milei y su entorno seguían atentos en las últimas horas la política doméstica, con especial interés en la sesión especial pedida para esta tarde en Diputados por sectores de la oposición para tratar de limitar los DNU del gobierno libertario y condicionar los canjes de deuda del ministro Luis Caputo, dos rubros centrales del plan del oficialismo.
En la Casa Rosada aguardaban ayer con interés la resolución del encuentro que Mauricio Macri mantuvo con la mesa chica del PRO para saber cuál sería la posición de ese espacio de cara a la sesión de hoy. Cerca de las 6 y media de la tarde, el macrismo concluyó en que no daría quórum para el debate convocado para este martes, que en caso de que la oposición consiguiera habilitar la discusión en el recinto no se sumarían a votar “con el kirchnerismo”, y que insistirán en el Congreso con dos proyectos, la “democratización sindical” y la ley de ficha limpia.
Un triunfo, al menos momentáneo, del Ejecutivo, que trabajó en estas horas a contrarreloj, dentro del Congreso y entre los gobernadores, para desacreditar la sesión de este martes y estirar la gobernabilidad parlamentaria.
Ciertamente obligado por la instrumentación de una agenda, por parte del Ejecutivo, que fascina en el electorado amarillo, el ex presidente decidió de todos modos ofrecerle un nuevo gesto de acercamiento a Milei, a pesar de lo que, desde el riñón macrista, calificaron anoche como un “reiterado y cada vez más evidente destrato y ninguneo” por parte del jefe de Estado y, en particular, de sus dos colaboradores más cercanos: Karina Milei y Santiago Caputo.
“¿Cuán fastidioso está Macri?”, preguntó anoche este medio a asesores del jefe del PRO. “Bastante. Lo que está haciendo responde más a su convicción de hacer lo correcto que a cualquier sintonía con el gobierno”.
La última vez que el PRO de Macri votó con el kirchnerismo fue en los primeros días de septiembre, en la semana de la triple derrota legislativa del Ejecutivo, en la discusión en torno al DNU que le asignó $100.000 millones adicionales y discrecionales a la SIDE, una derrota que provocó un terremoto interno en la relación entre el macrismo y La Libertad Avanza y que el asesor estrella de la Casa Rosada, ideólogo de ese decreto, tardó semanas en asimilar.
Después de ese traspié que puso en crisis al Ejecutivo, Macri y Milei intentaron ordenar el vínculo, con parcial éxito: este domingo, entrevistado por Infobae, el vocero Manuel Adorni rebajó al rol del jefe del PRO como al de “un amigo del presidente con el que come milanesas con ensalada cada tanto”. Y desde el seno de LLA aseguran que, en efecto, el jefe de Estado es uno de los pocos, tal vez el único interesado en converger el próximo año en un acuerdo electoral, como desliza con cada vez más insistencia, en privado, el ex mandatario.
Macri es perfectamente consciente del cuadro de situación. “Hay frustración, y hay molestia, te tratan como a un pelotudo”, se sinceró anoche un dirigente que participó de la cumbre macrista en la sede de la calle Balcarce.
Desde el PRO lanzaron anoche, al menos en privado, un ultimátum: la negociación por el Presupuesto 2025 funciona como una suerte de “dead-line” en la relación con el Gobierno. “Ahí sí se puede pudrir todo”, resumió ayer un gobernador macrista que tiene puentes abiertos con la Casa Rosada.
Cerca de Macri creen que Milei está “ganando tiempo”, que hace meses que se estableció un mecanismo de negociación a cielo abierto que, por ahora, no tuvo ningún rédito económico y financiero para los gobernadores del PRO, y que hay distritos que están al borde del colapso: “Ya ni siquiera es una cuestión de acompañamiento, es una discusión, en algunos casos, de supervivencia, hay provincias que están escupiendo sangre”, reconoció uno de esos jefes provinciales.
Los gobernadores del PRO todavía no vieron concretamente plasmada ninguna de las promesas tiradas sobre la mesa por el Ejecutivo, pero tienen información que da cuenta de que, al revés de lo que trascendió en estos días, el Presidente estaría dispuesto a convocar a sesiones extraordinarias en diciembre para tratar de tener el Presupuesto 2025. Macri y sus colaboradores creen que a Milei no le conviene gobernar el año próximo, otra vez, con una prórroga del presupuesto del 2023. No por el aspecto económico o financiamiento, sino por el político: suponen que sería, en ese sentido, una mala señal para los mercados y la gobernabilidad no poder sacar la ley de leyes, más aún de cara a un año electoral.
No pareciera ser, al menos por las últimas señales públicas y privadas, una prioridad del gobierno. Esta semana, dominada por la sesión convocada para hoy a las 15, no hay prevista ninguna reunión de comisiones en torno al proyecto que presentó el propio Milei en el Congreso hace semanas. La que había la semana pasada, en la que tenía que presentarse Mario Lugones, el ministro de Salud, que responde antes que nadie al consultor Caputo, fue suspendida.
El asesor presidencial es de los que cree que el PRO no tiene vida por fuera de la agenda del gobierno, y si fuera por él, y por la secretaria General de la Presidencia, ya habría cancelado cualquier posibilidad de acuerdo electoral con Macri. En el entorno de ambos colaboradores resaltan que solo el presidente alienta esa posibilidad. Por el contrario, están mucho más concentrados en acumular cada vez más poder interno y externo, en promocionar el nuevo relato oficial a través del imponente aparato libertario y contrarrestarlo, de manera premeditada, con el kirchnerismo.
Cristina Kirchner, a punto de asumir formalmente como la jefa del PJ, aceptó el desafío.
La ex presidenta se prepara para tener este miércoles un nuevo revés judicial. Esta vez, por parte de la Cámara Federal de Casación Penal, el máximo tribunal penal, en la causa conocida como “Vialidad”: la sala IV confirmaría, según trascendió, la condena a seis años de prisión y la inhabilitación perpetua para el ejercicio de la función pública. Se abriría, en ese contexto, un largo derrotero en la Corte Suprema.
Mañana, Cristina Kirchner convocó a los dirigentes más cercanos a un encuentro, presuntamente en la sede del gremio de SMATA, para delinear los pasos a seguir. Entre los colaboradores que fueron incluidos en la lista que fue proclamada por la Junta Electoral del PJ circuló además la convocatoria a una reunión para dar un paso más en la formalización del partido. Aún no hay fecha para la asunción oficial. El domingo, por lo pronto, prevé estar en Santiago del Estero. El miércoles habrá además una clase pública en las puertas de Comodoro Py a cargo de Juan Martín Mena, uno de los principales operadores judiciales de la ex mandataria, de Juan Grabois y de enviados del presidente Lula da Silva.
CFK sabe que hay buenas chances de que la Justicia le prohíba ser candidata en el 2025, pero ella se mueve como la figura central del peronismo. El Instituto Patria es un desfile incesante de dirigentes, en su mayoría de los más incondicionales. Ella disfruta del poder, y de su centralidad. Con Sergio Massa, por ejemplo, mantiene un diálogo muy cercano y confiable. En estos meses, se posicionó, según las encuestas de opinión pública, como la opositora más nítida al gobierno, un podio que comparte con Axel Kicillof, con el que se quebró una relación de más de una década. Una ruptura política, pero peor aún, un quiebre personal.
En los últimos días, desde el Gran Buenos Aires encargaron una encuesta entre un millar de afiliados del PJ, a los que les preguntaron a quién consideraban él o la líder del peronismo. El resultado fue abrumadoramente en favor de Cristina Kirchner.
Lo llamativo es que, según los especialistas en opinión pública, la ex presidente tiene más menciones entre los militantes del oficialismo que en los opositores. En los estudios cualitativos, ella tiene mayor valor cuando se opone a un proyecto tan nítido y en las antípodas como el actual de LLA. Fue una reconocida opositora, según los estudios, al gobierno de Macri, y lo es más aún a este gobierno. En ese aspecto, funciona como espejo del presidente. Es uno de los temores del círculo rojo, interno, pero también externo: la vigencia política de Cristina Kirchner.