El primer año de gestión de Javier Milei reabrió el debate sobre el rumbo de la Argentina. Más de una vez, el Presidente se identificó con los países nórdicos, Alemania y, últimamente, con Irlanda, una economía que luego de atravesar dos crisis -una en los 80 y otra en el 2008- registró un crecimiento promedio del 8% en los últimos 10 años, según datos del FMI. “Tenemos que ser punta de lanza, como lo supo ser Irlanda”, dijo el Presidente en noviembre.
Milei tiene un particular interés por ese país por haber pasado de ser hace 40 años el más pobre de Europa Occidental a pegar un giro en la década del 90 cuando recortó el gasto y bajó impuestos. “El país más libre del mundo”, en sus propias palabras. Pero desde Irlanda le hicieron llegar algunas lecciones sobre el “milagro económico” que difieren del ajuste libertario, como la política de impuestos, inversión pública y protección social.
“Estamos interesados en el programa de Milei, si lo comparamos con lo que hizo Irlanda después del reciente colapso tengo que darle crédito a nivel macro, sé que buscan proteger a los más vulnerables, no sé si está funcionando, el aumento de la pobreza es preocupante, Irlanda es un poco diferente”, dijo días atrás el economista Alan Barret en la embajada de Irlanda en Buenos Aires en un encuentro con periodistas, del que participó Clarín.
En su primera visita al país, el director del Instituto de Investigación Económica y Social de Irlanda (ESRI) repasó las claves del modelo celta con funcionarios del gobierno, el Ministerio de Economía y el FMI. En ese marco, destacó que el grueso del último ajuste pasó por los impuestos, con un incremento de los tributos sobre la renta bajo la premisa de los altos ingresos paguen más, y del impuesto a la propiedad en 2012, bajo el monitoreo del FMI.
El primer contraste es que Milei subió impuestos sobre el comercio (PAIS), combustibles y asalariados (Ganancias y Monotributo), mientras redujo tributos sobre la renta (Bienes Personales), lo cual no evitó que la recaudación cayera un 6,1% interanual en los primeros 11 meses del año, según el IERAL. Lejos de seguir ese camino, el Presidente anunció este martes que reducirá en un 90% la cantidad de impuestos nacionales.
“La ideología de Milei es reducir el tamaño del Estado, reducir el gasto, cuando Irlanda lo incrementó con más impuestos“, afirmó el ex funcionario del Departamento de Finanzas y del Consejo Fiscal de Asesores de Irlanda. Barret, no obstante, recuerda que su país aplicó en fuerte desregulación en los 90 y bajó impuestos a las empresas al 12,5% en los 2000, lo que captó fuertes inversiones de Google, Facebook y Apple, entre otras de Estados Unidos.
Ante la discusión sobre si se había convertido en uno de los mayores paraísos fiscales para las compañías norteamericanas, Irlanda fue forzada a modificar su política tributaria, primero en 2015 con la ilegalización por parte de la UE de los esquemas impositivos por el cual las multinacionales pagaban entre el 1 y 2% de los impuestos personales, y luego en 2021 cuando la OCDE forzó una suba gradual del impuesto a las empresas al 15%.
Otra diferencia con la Argentina, según Barret, es que Irlanda pertenece a la Unión Europea, un mercado que llevó a las compañías extranjeras a instalarse en Irlanda y que funcionó además como mecanismo de “disciplinamiento externo” mediante una moneda común y las políticas del Banco Central Europeo. Pero también remarcó la capacidad del Estado de hacer “inversión económica” en educación e infraestructura social.
Ahora, el especialista mira con atención los próximos pasos de Milei. Su impresión es que el gobierno está muy enfocado en los desafíos inmediatos y que Argentina está inmersa en “crisis cíclicas”, lo que complica pensar un plan estratégico. En ese sentido, aseguró que Irlanda, después de aprender de la experiencia de los 80, no tuvo más controles cambiarios en los últimos 20 años, algo que Milei se propone eliminar en 2025.
Después de reunirse con el FMI en Buenos Aires, notó que el organismo está preocupado por la capacidad de la gente de soportar el ajuste. “No estoy seguro de que el Gobierno tenga un proyecto, veo un ajuste fiscal, esto es la parte uno, tiene un impacto en inflación, reservas y el sentimiento inversor, parece funcionar bien, lo que más me interesa ver es parte 2 y 3″, sostuvo el economista doctorado en la Universidad Estatal de Michigan.
En ese contexto, advirtió que el gobierno debe ser “muy cuidadoso” en que el ajuste no impida la recuperación. “Si atacás el sistema educativo y frenás el desarrollo en infraestructura, no es tan difícil hacer un ajuste fiscal, manejar la economía no es solo que le vaya bien a los ricos”, sostuvo. Y dijo que “no hay razón para tener estos niveles de pobreza, lo peor es infligir daño, que crezca la pobreza y hacer lo mismo en 6 o 10 años“, concluyó.