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Entrar a la confitería y restaurante Águila Pabellón es trasladarse a la Buenos Aires de principios del siglo XIX, con el plus de la magia de su entorno, árboles añosos y algunos pocos animales del ex zoo porteño que adoptaron ese espacio como su hogar y se quedaron.
Ubicado sobre Avenida Sarmiento, en el actual Ecoparque porteño, el edificio de estilo Art Nouveau fue construido en 1905, y originalmente fue el restaurante del Zoológico, que ya funcionaba desde 1888. Diseñada por el arquitecto italiano Virgilio Cestari, fue una de las primeras confiterías de la ciudad, y era una sucursal de la que funcionaba en Callao y Santa Fe. Monumento Histórico Nacional desde 1997, guarda secretos y muchas historias. En el 1900, la avenida Sarmiento todavía no estaba desarrollada y al café lo entraban con carruajes por la parte trasera del predio. Así llegaban también las familias de la alta sociedad, para tomar el té a la inglesa.
Tuvo un esplendor que perduró durante largas décadas hasta que fue abandonado. Con el tiempo, ofició como Centro de Arte y Naturaleza de la Universidad de 3 de Febrero hasta que, en los ‘90, volvió a ser un restaurante y nuevamente quedó abandonado. A través de los años el pabellón de la Confitería El Águila, entonces, sufrió varias modificaciones de acuerdo con su funcionalidad. Tuvo varios revoques en los muros, cambios en la paleta de colores, la incorporación de instalaciones gastronómicas y, con todo eso, también la pérdida de su simetría original.
El edificio tiene dos niveles y dos terrazas, es de construcción tradicional con estructura de muro portante de ladrillos y perfilería de acero. Las cubiertas y entrepisos son de bovedillas, excepto el espacio central de la planta alta para la que eligieron una cubierta de estructura de madera y chapa. La fachada, originalmente revestida en símil piedra, tiene ornamentación de guirnaldas, mascarones, cartelas y formas vegetales y curvas. El frente tiene una cabeza de águila que le da identidad al lugar y que, además, tiene otras que decoran cada esquina del edificio. El frente está sobre la avenida Sarmiento y la parte posterior tiene vista al ecoparque. Desde las terrazas se pueden ver las maras, los pavos reales y monos, entre otras especies que continúan viviendo en el predio.
Águila Pabellón abrió sus puertas en julio del 2023 y en su primer año quedó seleccionado como recomendación de la Guía Michelin 2024 Argentina. Tiene 562 m2 construidos con estilo Art Nouveau que el grupo gastronómico Abridor respetó en la restauración que estuvo a cargo de la arquitecta Diana Lisman. Muchos de sus muebles, como por ejemplo las mesas, fueron comprados en el remate del histórico Hotel Plaza; eran los escritorios de las habitaciones y tienen, al igual que la propiedad, más de 100 años de historia.
Diana Lisman buscó realzar un espacio tan significativo para la ciudad sin alterar su esencia, priorizando la integridad con el entorno del parque. Con más de 300 metros cuadrados, la planta baja dispone de una amplia recepción al aire libre junto al edificio, resguardada por la sombra de árboles añosos. El espacio plantea una gran variedad de usos ya que funciona durante todo el día ofreciendo desayunos, almuerzos, meriendas, cenas y la realización de eventos.
En la planta alta, el salón central cuenta con una lucarna de luz cenital natural y un cielorraso virtual vegetal. Además, está decorada con una boiserie que alguna vez fueron respaldos de maderas de camas, y el mobiliario y los espejos también fueron del Hotel Plaza, contemporáneo a la confitería original.
El salón lateral se utiliza como sector de reuniones y puede albergar cómodamente hasta doce personas, y tiene baño privado. También hay otro espacio privado, una cava en el subsuelo con paredes revestidas en laja en la que se puede hacer una reserva para cuatro personas. Otro sector con cómodos sillones se asemeja a una tradicional biblioteca con grandes ventanales que le dan calidez al lugar. El patio trasero al aire libre y la terraza con vistas al paisaje compartido con el Ecoparque son el valor agregado de este proyecto.
En el primer sector del edificio hay un cafetín porteño que homenajea a la confitería original, aunque el fuerte de la propuesta es el restaurante. Además de recuperar el restaurante, el grupo Abridor invirtió el orden del nombre original: Pabellón El Águila por Águila Pabellón, para rendirle tributo a la historia del lugar. La restauración, que llevó más de un año, fue completa, desde la fachada hasta el interior y las terrazas con vista al jardín arbolado, respetando el patrimonio y la construcción existente.
Los baños son un capítulo aparte. En la restauración buscaron que hasta los baños se pudieran apreciar en forma inmersiva. Están en un lugar que no era el original y tiene una isla con bachas y espejos, de tal manera que a través de la ventana puede verse el verde del ecoparque y también la avenida Sarmiento. Tiene murales de animales y un suave sonido de aves.
La propuesta gastronómica es de Maja, la nueva chef ejecutiva de Águila Pabellón, y busca darle voz a la mesa haciendo foco en la yuxtaposición de lo emblemático tradicional que propone la historia del edificio, con la cocina más vanguardista. El menú sigue desarrollándose sin prisa ni pausa y cambia en cada estación, proyectando el uso de los productos de manera simple, pero bien ejecutada. El concepto inicial de la carta parte de la mesa llena y el pequeño banquete, con opciones de acompañamientos o entradas que intentan ofrecer diferentes momentos.
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