Originariamente era un hombre silencioso, estoico y de pocas palabras. No tenía relaciones sociales ni románticas, acaso alguna ocasional. Si las tenía era para acercarse a su objetivo, no por interés verdadero de vincularse con las personas. Y su lugar de residencia, cuando no andaba de viaje en viaje con pasaportes e identidades falsas era minimalista: un departamento casi sin muebles y nada más. Frío, calculador y metódico el arquetipo del asesino a sueldo cinematográfico fue cambiando hasta convertirse en una serie de características comunes con ligeras variaciones.
Asesinos, siempre hubo, lógicamente. En la literatura los crímenes eran por pasión o por motivaciones políticas, especialmente en las cortes europeas. O también ocasionados para lograr alguna revolución ya sea interna o externa. Los famosos ninjas japoneses también podrían llegar a asesinar a algún señor feudal, pero siempre estaban bajo las órdenes de otro gobernante.
La palabra asesino se puede trazar al árabe “hashsh ashln”, adicto al hachís. Así también se llamaba un grupo musulmán que entre el siglo VIII y el XIV se dedicaba a matar enemigos políticos utilizando opio y hachís. Por la influencia de la cultura e idioma árabe en el sur de España, la palabra, así como otras, terminaron siendo adoptadas por nuestro idioma lo que derivó en el vocablo “asesino”.
El cine siempre se valió de ellos, desde sus comienzos del cine mudo, pero mayormente eran o revolucionarios con motivaciones políticas o brazos armados de algún poderoso, como el cine de gangsters de los treinta.
A medida que fueron pasando los años, el asesino fue mutando y se convirtió en un emprendedor, un cuentapropista sin lazos ideológicos más que ser un puro capitalista. Solo le interesa el dinero y nada más. No importa quién es la víctima, sino que le paguen. Algunos tienen códigos de honor, como Leon, en El perfecto asesino (1994), de Luc Besson cuya regla es “no mujeres, no niños”. Algunos ni eso.
En 1973, se estrenó El día del Chacal, película basada en la novela del autor británico Frederick Forsyth publicada en 1971. La historia está enfocada en “el chacal”, un asesino a sueldo, a quien le encomiendan que mate a Charles de Gaulle.
El personaje, interpretado por Edward Fox, es un hombre de pocas palabras, enfocado en su trabajo, que usa identidades falsas para poder moverse por el mundo. El film, dirigido por Fred Zinnemann cuenta meticulosamente la preparación del Chacal, algo que hasta ese momento no se había visto. El asesino siempre era el villano, la contrafigura, el antagonista; nunca el protagonista.
Otra característica que El día del Chacal sumó al sicario es su fetichismo por el arma que usa. Antes lo que utilizaba un asesino era irrelevante, generalmente un revolver, un cuchillo o un lazo. Desde los setenta, y bajo la influencia del personaje de Q, el científico que crea el arsenal estrafalario para James Bond, el asesino es también un obsesivo por el arma que usa, teniendo la propia hecha por o para él exclusivamente. Esta neurosis se puede ver también en The Killer (2023), de David Fincher con Michael Fassbender.
La adoración por las armas está presente en El Chacal de 1997. Basada libremente en el libro de Forsyth, la película lo tiene a Bruce Willis como el asesino en cuestión, con Sidney Poitier y Richard Gere tras sus pasos. El arma que usa Willis es una maquinaria extravagante a control remoto hecha por encargo por un joven Jack Black. Como dato curioso, uno de los pasaportes falsos que utiliza este Chacal es de nacionalidad argentina.
Cincuenta años después de la primera película, mucha agua pasó bajo el puente, y la británica Sky junto a Peacock, perteneciente a Universal, vuelven a relatar las aventuras de El chacal en una serie de diez episodios disponibles en nuestro país en Disney+.
El nuevo Chacal es Eddie Redmayne, el inglés y ganador del Oscar por La teoría del todo (2014). En la serie, el Chacal tiene una esposa, interpretado por Úrsula Corberó (Tokio en La casa de papel), y un bebé, ajenos a la profesión que tiene el buen hombre. La mujer, con la que vive en una mansión en Cadiz, cree que se dedica a asesorar empresas por toda Europa, justificando así los viajes que realiza.
También la nueva adaptación ha actualizado el objetivo. Si bien empieza con un político alemán, la historia principal se basa en el encargo de asesinar a un billonario tech libanés, que a diferencia de los de la vida real, es un verdadero altruista humanitario, quien creó un software libre para transparentar todas las cuentas bancarias del mundo.
Tras el Chacal, se encuentra una agente del MI6, interpretada por Lashana Lynch, obsesionada por atraparlo y descuidando su vida personal, algo que se ha visto en incontables series. Filmada toda en Europa y con estilo James Bond, especialmente la secuencia de títulos musicalizada con un tema de jazz de la cantante Celeste, el Chacal continúa la tradición y la fascinación por los asesinos a sueldo. Fascinación que se explica quizás porque son seres enigmáticos pero libres, generalmente con recursos infinitos y que viajan por todo el mundo. ¿A quién no le gustaría eso?
La producción, que ya confirmó su segunda temporada, es una de las serie nominadas a los Globos de Oro como Mejor drama, por su parte, Eddie Redmayne es uno de los candidatos a Mejor actor en drama. El próximo domingo 5 de enero, se conocerá la lista de ganadores. Por lo pronto un repaso por grandes “asesinos”.
This gun for hire (1942)
Basada en la novela de Graham Greene de 1936, esta película de Frank Tuttle lanzó al estrellato a Alan Ladd, acreditado cuarto debajo de los protagonistas Veronika Lake, Robert Preston y Laird Cregar. Filmada en el pináculo del film noir, Ladd es Raven una de las primeras apariciones de un asesino a sueldo independiente y no bajo la órbita de algún mafioso. Traicionado por su empleador, Raven comienza un raid de venganza. This gun for hire fue filmada en el periodo del Código Hays, que entre otras, cosas prohibía la glorificación de la violencia, el sexo y castigaba las malas conductas. Por eso, el personaje de Raven no es un antihéroe sino un villano psicópata hecho y derecho, pero el germen del asesino a sueldo como personaje multicapas ya estaba sembrado.
Blast of silence (1961)
Escrita, dirigida y protagonizada por Allen Barron, Blast of silence es un neo noir de muy bajo presupuesto. Barron es un asesino a sueldo durante la época de Navidad, en Nueva York. Su Frankie Bono, expande una característica del personaje que habia comenzado Ladd en This gun for hire: el asesino cuando adquiere una conciencia o se vuelve vulnerable por algun tipo de vinculo personal es cuando comienza su caída. El personaje pasa a ser una máquina fría y calculadora a una figura trágica, cuando se relaciona con el mundo normal y conecta con personas regulares. Con una voz en off, como todo buen noir, la creciente alienación urbana que el personaje transita por la película fue una clara influencia para Paul Schrader cuando escribió Taxi Driver, el clásico de Martin Scorsese con Robert De Niro.
El samurai (1967)
Esta es la película que definió al asesino a sueldo como lo conocemos hoy en día. Mientras en Estados Unidos, el sicario seguía siendo un villano, el francés Jean-Pierre Melville presenta uno no de forma negativa y con todas las características que van a definir al personaje hasta hoy: frío, calculador, detallista y asceta. Alain Delon es Jef Costello, que con su gabardina y fedora, recorre las calles de Paris y vive en un departamento minimalista de un ambiente con un pajarito como única compañía. Filmada con un estilo seco, hipnótico y con secuencias climáticas, El samurai no es solo un clásico del género de asesinos a sueldo, sino un policial que influyó decenas de producciones posteriores como El killer, de John Woo y Ghost dog, de Jim Jarmusch, y lo sigue haciendo al día de hoy con la saga de John Wick, con Keanu Reeves.
Asesinos S.A. (1974)/ Los tres días del cóndor (1975)
Estrenadas con un año de diferencia, estas dos películas representan el espíritu de la época retratando la paranoia y la atmosfera de conspiración que llega a las más altas esferas del poder. Si bien son más thrillers politicos y de espionaje, ambos films, protagonizados por Warren Beatty y Robert Redford respectivamente, toman el concepto del asesino a sueldo como alguien amoral y completamente ajeno a la humanidad. En Asesinos S.A. la trama principal gira a una agencia de empleos de sicarios que la contratan cuando se necesita uno; en Los tres días del cóndor, Joubert (el inoxidable Max Von Sydow) es el encargado de los trabajos y lo hace con burocrática diligencia casi con hastío como cuando le dice a Redford: “No me interesa el porqué. Pienso más a menudo en términos de cuándo, a veces dónde, siempre cuánto. Lo que hago no es una mala ocupación. Siempre hay alguien dispuesto a pagar. Es casi pacífico. No hay necesidad de creer en ninguno de los dos lados ni en ninguno. No hay causa. Solo existís vos mismo. La creencia está en tu propia precisión”.
El killer (1989)
John Woo ya venia de una carrera prolífica en Hong Kong con sus películas de ópera china, comedia y alguna de artes marciales. En 1986 estrena A better tomorrow, un policial de acción ultra dinámico con Chow Yun-Fat y en 1989, con El killer se consagra como uno de los mejores directores de acción no solo orientales sino del mundo. Homenajeando explícitamente a El samurai, Chow es un asesino a sueldo que en uno de sus trabajos deja accidentalmente ciega a una cantante. Acosado por la culpa decide cuidar a la chica mientras es perseguido por la policía. El arrepentimiento y una atmósfera melodramática suple la frialdad del arquetipo del asesino. Woo coreografia los tiroteos como ningún otro director. Este año, el realizador hizo su propia remake, disponible en Max, con Omar Sy (Lupin) como el policía tras la asesina interpretada por Nathalie Emmanuel (Game of Thrones).
Nikita (1990)
“Todo lo que necesitás es una chica y un arma”, dijo Jean-Luc Godard citando a su vez a otro director de la era del cine mudo, D.W. Griffith. El francés Luc Besson tomó esta frase literalmente e inauguró un subgénero dentro del género: mujeres asesinas. Anne Parrillaud es una joven descarriada que en vez de ir a la cárcel por un crimen le dan la oportunidad de ser reclutada para convertirse en una máquina de matar. Tomando el mito de Pigmalión, Nikita es Mi bella dama y Mujer bonita pero en versión acción. Nikita tuvo tanto éxito que tuvo su remake en Hong Kong bajo el nombre de Black cat, en 1991 y en Estados Unidos como Point of no return con Bridget Fonda, en 1993. También originó dos series: en 1997 con Peta Wilson y en 2010 con Maggie Q. En la versión estadouidense Harvey Keitel tiene el rol de Victor “The cleaner”, el limpiador de escenas de asesinatos; personaje que aparecería un año después con otro nombre pero interpretado por el mismo Keitel en Pulp Fiction.
Sonatine (1993)/ Another lonely hitman (1995)
Si bien las peliculas de yakuzas, la mafia japonesa, se venían haciendo desde hace décadas, en los noventa y tras una persecución judicial y policial que redujo el poder de los clanes, el cine describió ese cambio de época. Ambas películas cuentan la historia de asesinos maduros y cansados que frente al cambio y la reducción del poder de la yakuza en Japón se ven enfrentados a cómo seguir con sus vidas.
Sonatine, dirigida y protagonizada por el multifacético Takeshi Kitano, tiene influencias de Melville sumando comedia negra y absurda como es la característica de este artista. En Another lonely hitman, de Rokuro Mochizuki, Ryo Ishibash es un yakuza que después de haber pasado diez años en la cárcel, encuentra que el mundo ha cambiado: sus amigos yakuza son más empresarios corporativos que gángsters y la crisis de la mediana edad lo atraviesa mientras trata de reconectar con su hija.
El ocaso de un asesino (2010)
Quizá la película más subvalorada. El film que protagoniza George Clooney, es otra exploración del eterno “un trabajo más y me retiro” que siempre termina desviándose y culminando en caos, anarquía, muerte y destrucción. Dirigida por el fotógrafo Anton Corbijn y filmada en lugares espectaculares de Italia, Clooney acá deja el carisma en el guardarropas a propósito para ponerse a las órdenes de este neo western seco y climático.
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