Ana Lumbreras
Logroño, 1 feb (EFE).- Las personas con VIH mayores de 50 años que presentan ansiedad y estigma son más propensas a la soledad no deseada y las que sufren depresión están más predispuestas al aislamiento social, según una investigación realizada en 22 centros hospitalarios e investigadores de nueve comunidades autónomas.
Un total de 399 personas con VIH mayores de 50 años de La Rioja, Comunidad de Madrid, Cataluña, Murcia, Andalucía, Comunidad Valenciana, Castilla y León, Aragón y Canarias han participado en esta investigación, desarrollada durante los últimos tres años y publicada en una revista internacional.
‘Soledad y aislamiento social en personas con VIH de 50 años o más’ es el título de esta investigación, ha explicado a EFE su impulsor y coordinador principal, José Ramón Blanco, facultativo del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario San Pedro de Logroño e investigador de la Línea de Inflamación y Envejecimiento del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR).
Ha indicado que la prevalencia de la soledad no deseada y el aislamiento social entre las personas con VHI mayores de 50 años es desconocida, por lo que se realizó una encuesta para evaluar ambos parámetros, junto a aspectos sociodemográficos, factores relacionados con el VIH, comorbilidades, consumo de tabaco, alcohol y drogas, calidad de vida, ansiedad y depresión y estigma.
Los análisis multivariables identificaron que tener entre 50 y 59 años, estar desempleado o jubilado, vivir solo sin querer, estar soltero, tener una mala calidad de vida, ansiedad y el estigma relacionado con el VIH se asociaron con la soledad.
Sin embargo, un menor nivel educativo, vivir solo sin desearlo y los síntomas depresivos se relacionaron con el aislamiento social.
Además, las personas que viven solas sin quererlo, con síntomas depresivos y experimentando estigma relacionado con el VIH tenían un mayor riesgo tanto de soledad como de aislamiento social, ha detallado Blanco.
“Existe una prevalencia relativamente alta de soledad y aislamiento social en nuestra población”, según este investigador, para quien “vivir solo en contra de la propia voluntad, no estar casado y experimentar problemas de movilidad podrían predisponer a las personas a sentirse solas y socialmente aisladas”.
Por ello, es necesario desarrollar estrategias para la detección y el manejo de la soledad y del aislamiento social en este colectivo de personas, ha afirmado.
Ha explicado que no es lo mismo la soledad, que es “la sensación que uno tiene subjetiva, en la que desearía que las personas con las que está puedan aportarle algo”; que el aislamiento social, que es “objetivo y es cuando uno está solo y no tiene un círculo de personas con las que pueda estar relacionado”.
“La soledad no deseada es sumamente importante y es un condicionante muy importante en los dos casos”, ha subrayado Blanco.
De las 399 personas que han participado en este estudio, el 77,4 % son hombres, con una edad media de 59,9 años; el 56,4 % tiene estudios secundarios o superiores; y el 4,5 % vive sola contra su voluntad.
Un 66,9 % de ellas se infectaron por transmisión sexual, con una media de 22,9 años desde el diagnóstico; y la práctica totalidad está con un buen control inmunovirológico.
En total, el 29,1 y el 21 % informaron de síntomas significativos de ansiedad y depresión, respectivamente; el 24,3 % tenía problemas de movilidad; y el 40,8 % dijo que sentía dolor.
Blanco ha añadido que, en general, el 77,7 % de los participantes en este estudio no informó ni soledad no deseada ni aislamiento social, el 10 % solo soledad, el 5,8 % únicamente aislamiento social y el 6,5 % ambos.
También ha reconocido el peso que tiene el estigma asociado al VIH, “es algo que se va logrando eliminar, pero, a día de hoy, está muy presente y hay que romper esa barrera, esto debe desaparecer”, ha subrayado.
El problema de la soledad no deseada y del aislamiento social también está presente en grupos de personas más jóvenes, por lo que, ha dicho, “no hay que pensar que sólo por el hecho de ser mayor uno puedo tenerlos”.
Esta investigación, en la que han participado equipos multidisciplinares formados, sobre todo, por médicos que tratan a pacientes con VIH y psicólogos, se completará en el futuro con otro estudio para, con algunos marcadores en sangre, poder saber cuál es el impacto en la salud de la soledad no deseada y del aislamiento social.
“Hemos identificado que hay un problema, queremos ayudar y hay que buscar cuál es la solución, por lo que ahora hay que trabajar de una forma muy activa, también con grupos de pacientes y asociaciones de pacientes, para ver de qué forma podemos encontrar sinergias”, ha asegurado.
Y “en eso estamos, hay que seguir luchando y avanzado para romper estas barreras”, según Blanco, ya que “queremos dar años (a los pacientes), pero con calidad de vida”. EFE
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