Ya no es noticia, la aparente pax cambiaria que se había consolidado viene haciendo agua en las últimas semanas. El goteo de reservas del BCRA, la falta de señales claras del Gobierno y el deterioro de las expectativas comienzan a tensionar un escenario que parecía bajo control. Las ventas netas por más de u$s1.700 millones en apenas dos semanas encendieron todas las alarmas en el mercado: el BCRA vuelve a quedar expuesto y el margen de maniobra se acorta peligrosamente.
El ancla era política: atraso cambiario sostenido, cepo, tasa real positiva (carry trade) y un riguroso cuidado de las cuentas fiscales que apuntaba a recomponer reservas. Sin embargo, la dilación en el cierre del acuerdo con el FMI y la falta de un programa macro consistente terminan mermando cualquier logró de credibilidad. Sin ese respaldo, la pax cambiaria tiene fecha de vencimiento.
Un Trump que no ayuda
El anuncio de Donald Trump de aplicar aranceles del 10% a todas las importaciones y del 60% a productos chinos desató un caos en los mercados internacionales -un jueves y un viernes negro que quedarán en la historia-.
Esto fue un baldazo de agua fría para quienes apostaban a una desinflación ordenada y un crecimiento internacional sostenido.
La reacción fue inmediata: el S&P 500 tuvo su peor caída diaria desde 2020 (-4,8%), mientras las tecnológicas —las famosas “magnificent seven”— perdieron más de u$s 1,5 billones en capitalización bursátil. Europa y Asia también sintieron el impacto, con caídas del Stoxx 50 y el Nikkei 225.
El FMI: la última salvación
El entendimiento con el Fondo se volvió imprescindible. No solo por la inyección de divisas que podría aportar un nuevo desembolso, sino también por el sello de legitimidad que implica acordar con el principal acreedor del país. La ventana de oportunidad no es eterna y la paciencia en Washington no es infinita.
Los aranceles de Trump que generaron una nueva escala del riesgo país hacia los 925 puntos no ayudan en este punto.
Se espera una negociación que incluya definiciones sobre el futuro del régimen cambiario, el esquema de tasas y la política fiscal.
Las oportunidades de inversión que aparecen
Pese al ruido político y la fragilidad macro, los títulos bajo ley extranjera comienzan a ofrecer una ecuación riesgo-retorno atractiva. Los Globales 2035 (GD35) y 2041 (GD41) cotizan a paridades de default y descuentan escenarios de reestructuración agresiva que hoy no están en el radar. En particular, el GD41, por su bajo precio y mayor protección legal, se presenta como una apuesta asimétrica en un eventual rally.
Sobre esto, desde Criteria aseguran: “Con tasas de retorno en el orden de 13% promedio, los bonos Globales tienen margen para seguir comprimiendo y alcanzar rendimientos de emisores emergentes de calificación B- que navegan en el entorno del 9% promedio.”
“En consecuencia, gran parte del retorno esperado en el año provendrá de la mejora de paridad (precio), que en este evento podría ser en torno al 20%, al cual se debe sumar el ingreso por cupón de interés.”
“Esto por supuesto está lejos de los espectaculares retornos del 2024, pero aún los consideramos muy atractivos.”
Siguen “Por consiguiente, al analizar la deuda soberana bajo diferentes supuestos y escenarios, continuamos viendo oportunidades en el tramo más largo de la curva “hard dollar” ley Nueva York. El Global 2035 (GD35) y el Global 2041 (GD41) se presentan como las opciones más atractivas, tanto en un escenario de normalización de la curva soberana, como en el escenario más adverso, donde la menor paridad y protección legal (GD41), obran como amortiguadores de la caída.”
Pese a esto, tal como señalan desde IEB: “En este contexto, el mercado sigue de cerca la evolución de la performance del Central en el MULC en un momento que se debería empezar a liquidar la cosecha gruesa y donde las expectativas respecto al tipo de cambio jugarán un rol fundamental. Por otra parte, en el tramo final del acuerdo con el FMI se estima que el Banco Mundial pueda aportar otros u$s4.000 MM adicionales que engrosarán las reservas”
“De confirmarse esta entrada de dólares, los bonos 2029 y 2030 que pagan entre intereses y amortizaciones más del 85% de su precio actual deberían verse favorecidos en el corto plazo a medida que la curva hard dollar vuelva a aplanarse. Actualmente, el diferencial de rendimiento entre los bonos cortos y largos se ubica en 2,5% cuando a comienzos de año era prácticamente nulo dado que la curva estaba flat.”
“Cabe destacar que en este contexto adverso tanto local como internacional los Bopreales volvieron a resultar significativamente defensivos, especialmente los strips de la serie 1 que se mantuvieron prácticamente sin variaciones en lo que va de la semana. Esto se explica por el put ARCA que los vuelve menos sensibles a la dinámica de las reservas.”
Acciones: ¿Se pinchó la burbuja?
El veranito de las acciones duró poco. El S&P 500 acumula una caída del 12% en el año y la posibilidad de una corrección más profunda empieza a tomar forma. La pérdida del primer nivel de Fibonacci sugiere que la tendencia alcista iniciada en octubre de 2022 podría haberse agotado.
Esto mismo señalan desde IEB Global Outlook: “Para quien no está posicionado en acciones, nuestra sugerencia es esperar a señales más claras de una eventual finalización de la corrección.”
“De acuerdo con los manuales de análisis técnico, mientras que la corrección bajista del mercado se encuentre dentro del primer retroceso de Fibonacci, se interpreta que la tendencia alcista del mercado se mantiene intacta.”
Por el lado de las acciones argentinas, en IEB aseguran: “Creemos que el panorama de corto plazo para el mercado de renta variable local se ha tornado muy volátil y con pocos fundamentals para revertir el tono negativo con el que viene operando desde mediados de enero a la fecha.”
En este escenario, la cautela se impone. La volatilidad llegó para quedarse y el rebalanceo de portafolios hacia activos más defensivos refleja que el mercado empieza a descontar una recesión más dura de lo que se pensaba.