Este lunes, en medio de las malas noticias que llegaban desde el Merval y las bolsas del mundo, con históricas caídas bursátiles en respuesta a las violentas medidas arancelarias del “amigo” Donald Trump, el gobierno de Javier Milei terminó de recibir un duro golpe en su plan “institucional”. El abogado Manuel García-Mansilla le presentó su renuncia como juez de la Corte Suprema de Justicia nombrado “en comisión”, dando por cerrado el intento presidencial de cubrir las vacantes del máximo tribunal del país con jueces adictos.
La renuncia “indeclinable” de García Mansilla fue la respuesta a lo ducedido el jueves pasado en el Congreso. En una sesión que La Libertada Avanza buscó impedir hasta último momento, la Cámara de Senadores rechazó los pliegos tanto de él como del juez federal Ariel Lijo, que habían sido enviados a principios de 2024 por el Gobierno para cubrir las dos vacantes que hay en la Corte.
A fines de febrero, horas antes de iniciarse las sesiones ordinarias del Congreso, Milei había nombrado por decreto y “en comisión” a ambos postulados. A los pocos días, Carlos Ronsenkrantz, Horacio Rosatti y Ricardo Lorenzetti le tomaron juramento a García-Mansilla, quien comenzó inmediatamente a firmar fallos como cortesano. Distinta fue la situación de Lijo, que intentó asumir tomándose una licencia en su cargo de juez federal de primera instancia, lo que en un rapto de “prolijidad” no fue avalado por la Corte.
Con Lijo fuera de juego (rechazado por el Senado y freezado por los “supremos”), el foco quedó en García-Mansilla y su compleja situación de ocupar un sillón en el tribunal habiendo sido rechazado su pliego. Irrefrenablemente, los rumores de su renuncia fueron creciendo con los días, agigantados por la opinión de los más diversos constitucionalistas que le recomendaban esa salida a la crisis generada con su designación.
Finalmente las especulaciones llegaron a su fin y este lunes a las 11:46 de la mañana García-Mansilla le envió al Presidente su carta de “renuncia indeclinable” al cargo de juez de la Corte. Así, el Gobierno (empezando por el mismísimo “triángulo de hierro”) termina de cosechar una muy dura derrota en sus planes político-institucionales.
Sin embargo, como viene alertando La Izquierda Diario, pese al rechazo a esos impresentables nombramientos, nada bueno puede esperarse de un Senado reaccionario, una verdadera casta con miembros que cobran más de $ 9 millones por mes y que sólo prepara nuevas negociaciones. Nada más lejos de cuestionar siquiera a un Poder Judicial plagado de privilegios, antidemocrático y al servicio del gran poder económico.
Aún se desconoce si Milei y su cohorte enviarán nuevos pliegos al Senado, con otros nombres que tengan mejores chances de ser aprobados como jueces de la Corte. De no hacerlo, demostrarán una vez más lo poco creíble de sus supuestas preocupaciones institucionales. De hacerlo, dependiendo de quiénes sean los candidatos, habrá que ver cuánta capacidad de rosca y negociación tienen para conseguir los votos de la casta parlamentaria. Como sea, nada de eso tendrá algo que ver con avanzar en una real búsqueda de “justicia”.
La carta
En su carta de siete páginas dirigida al Presidente, García-Mansilla le presenta su “renuncia indeclinable al cargo de juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación” para el que fue nombrado, en comisión, el 26 de febrero vía el Decreto 137.
Allí el decano de la Universidad Austral (institución del medievalista Opus Dei) dice que había aceptado jurar como miembro del máximo tribunal, aún sin haber sido convalidado por el Senado, convencido de que “la falta de integración de la Corte Suprema era un grave problema institucional que requería una solución urgente”. Se basaba en la existencia de una Corte de tres miembros, tras las vacantes dejadas por Elena Highton de Nolasco y Carlos Maqueda.
Luego discurre en la argumentación del “error” de que la Corte funcione con tres jueces solamente, situación que según él lleva, entre otras anomalías, que existan “unos 90.000 expedientes pendientes de resolución”.
“Consideré que debía asumir la responsabilidad de colaborar con la inmediata solución a ese grave problema”, dice García-Mansilla en su carta, justificando incluso el hecho de haberse contradicho a sí mismo. Vale recordar que el 28 de agosto del año pasado, en la audiencia pública en el Senado donde se analizó su pliego, había asegurado que no asumiría “en comisión”, tal como finalmente lo hizo este año.
Hoy se justifica afirmando que entendió “que lo correcto era eso, pese a las críticas injustas e interesadas” que recibió “de aquellos que eligen cuestionar en lugar de involucrarse”. Es más, ahora acusa a quienes le recuerdan sus afirmaciones de hace menos de un año de haber hecho “un recorte intencionalmente tergiversado” de sus palabras.
A su vez dice que parte del rechazo a su nombramiento se debería “a la incomodidad manifiesta de ciertos sectores con la posibilidad de que existan jueces independientes, que no tengan contactos con la política tradicional y que puedan tomar decisiones libres, ajustadas a derecho”. Pero justamente ése es uno de los motivos que más quedaron a la luz con su promoción por parte del Gobierno, ya que detrás de su nombramiento estuvo especialmente interesado el asesor presidencial Santiago Caputo, uno de los acaparadores de poder más obscenos de La Libertad Avanza. El enlace con el ahora frustrado juez era, precisamente, su alfil en el Ministerio de Justicia Sebastián Amerio.
Sobre el final de su carta, García-Mansilla dice: “A partir de la misma convicción con la que asumí el nombramiento en comisión con que Usted me honró, considero que, debido a la decisión tomada por el Senado de la Nación de rechazar el pliego oportunamente enviado (…) tengo que hacer todo lo que esté a mi alcance para facilitar que se agilice el proceso para que se cubran de una buena vez las vacantes que existen en la Corte Suprema”.
Es decir, según su visión se ve obligado “moralmente” a renunciar, pese a que legalmente podría no hacerlo. “Mi permanencia en el cargo no ayudaría a que los responsables de integrar debidamente el Tribunal tomen consciencia de la seriedad de este problema y actúen en consecuencia”, sentencia.
Por último, García-Mansilla agradece “a aquellos colegas de la Corte Suprema” que lo “acogieron como a un par”. Y al propio Milei por darle “la oportunidad de poder servir” a sus conciudadanos, “aunque me hubiera gustado hacerlo por más tiempo y en otras circunstancias”. Antes de saludarlo “con distinguida consideración”, pide “que Dios lo ilumine y que el futuro de la República Argentina sea, finalmente, el que todos nos merecemos”. Casi un poema. Demasiado gre gre para decir Gregorio.
Renuncia de Manuel García-Mansilla a la CSJN 07-04-2025 by daniel.satur18