Brilló en Boca y la rompió en México, pero su temperamento y malas decisiones lo mandaron tras las rejas.
En el fútbol, la idolatría de un jugador o entrenador puede desvanecerse en cuestión de segundos. Ganarse el cariño de la gente lleva años de entrega y constancia, pero basta con una mala acción o un gesto fuera de lugar para perderlo todo. Esta realidad se maximiza en el ámbito local, donde todo se vive con pasión, euforia y adrenalina.
Muchos futbolistas pasaron de ser figuras queridas a convertirse en blanco de críticas por decisiones polémicas, dentro o fuera del campo. Tal es el caso de Jorge Alberto Comas, un delantero que se ganó el cariño de los hinchas de Boca, pero que años después terminó tras las rejas por acciones y decisiones fuera de lugar.
Jorge Alberto Comas y su paso por el fútbol
Comas
Comas tuvo un paso más que exitoso por Boca, donde se ganó el cariño de los hinchas a base de goles.
Comas comenzó su carrera en Colón de Santa Fe, aunque rápidamente fue vendido a Vélez, donde continuó forjando su talento. Sin embargo, su etapa más destacada llegó a mediados de los años 80, cuando desembarcó en Boca Juniors y se convirtió en una pieza clave del ataque, compartiendo la delantera con figuras como Alfredo Graciani y Jorge Rinaldi.
Con goles y actuaciones deslumbrantes, logró ganarse un lugar importante en el corazón del hincha boquense. Esa etapa consagratoria fue el trampolín para su llegada al fútbol mexicano, en 1989, donde defendió los colores del Veracruz y dejó una huella como máximo artillero en su primera temporada.
Su vida después del retiro
La transición de la fama al olvido eterno puede ser abrupta. En el caso de Comas, su vida fuera del campo de juego comenzó a empañar lo que había logrado dentro de él. El exfutbolista fue acusado de violencia de género y lesiones a vecinos, lo que desencadenó una serie de problemas legales.
Una de las primeras denuncias en su contra detallaba cómo Comas rompió los lentes de una persona y la agredió físicamente, lo que resultó en su imputación y posterior sentencia a prisión preventiva por dos años.
Sin embargo, esos no fueron los únicos episodios negativos que marcaron su vida. En 2012, un altercado en un bar lo llevó nuevamente ante la justicia, y en 2016 fue involucrado en una agresión en un restaurante.
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