Argentina fue escenario de guerra entre narcos colombianos, mexicanos, rosarinos, cordobeses, correntinos, salteños, bonaerenses. Pero nunca, hasta hace apenas unos meses, los uruguayos dedicados al trafico de cocaína se habían trenzado a balazos en nuestro país. No al menos con la gravedad que tuvieron dos homicidios ocurridos con apenas dos meses de diferencia, entre octubre y diciembre de 2024, el último de ellos en Recoleta.
La última muerte fue la Fabián Sturm Jardón (42) acribillado en diciembre cuando estaba a punto de entrar en su departamento de la calle Paraguay al 2900. Allí se estaba escondiendo luego del crimen de su socio, Marcelo González Algerini (36), ocurrido en Pilar en octubre. A ambos (ahora se sabe) los empezó a cazar otro uruguayo, del que solo se tiene un nombre falso, luego de que intentaran matarlo disparándole 17 balazos a quemarropa en una emboscada ocurrida en septiembre.
Como suele ocurrir en la Justicia, los casos comenzaron a ser investigados por separado: los de Pilar los tomó Marcela Semería, titular de la UFI descentralizada de esa jurisdicción, y el de Recoleta recayó en Marcelo Roma, de Capital Federal. Pero poco a poco se fueron juntando. Hoy los tres episodios están siendo investigados en conjunto por el juez federal de Campana Adrian Gonzalez Charvay y la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), en donde la investigación la lleva Patricia Cisnero.
Detrás de la violenta seguidilla hay droga, cocaína, pero cuánta y de quién es, aun no se sabe. Sin embargo hay buenas pistas.
Capítulo uno: el falso Joaquín
El primero de los tres episodios que ahora investigarán en conjunto la Procunar y el juez federal de Campana Adrián González Charvay ocurrió la noche del 25 de septiembre de 2024 en Pilar: poco después de las 22, el móvil 55521 del Comando de Patrullas de Pilar fue enviado a Las Camelias al 2300 porque los vecinos habían reportado disparos.
Cuando los policías llegaron al lugar se encontraron con un hombre que se identificó con su pasaporte uruguayo a nombre de Joaquín Andrés Amoros Sanguinetti, de 27 años. Pese a no tener ocupación declarada, el joven vivía en una linda casa a la que acababa de llegar en su auto BMW modelo M235i (valor: unos 80 mil dólares).
Amoros Sanguinetti (luego se descubriría que usaba la identidad de un hombre preso en Uruguay) detuvo su BMW y, de la nada, le apareció una camioneta negra sin patente. Él declaró que le quisieron robar el auto, pero la Justicia está segura de que lo quisieron matar. Cuando empezó a correr le dispararon 17 veces. El video de las cámaras de seguridad habla por si mismo.
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La investigación el crimen de Fabián Sturm Jardón.
Lo que ahora cree la Justicia es que los atacantes fueron los uruguayos Fabian Sturm Jardón (42) y Marcelo González Algerini (36), que además le robaron plata o droga al “falso Joaquin”.
Lo que siguió fue una venganza de este hombre que, se sospecha, es un uruguayo buscado por la Justicia de su país tras una fuga ocurrida en 2022. Más allá de las teorías, tanto González Algerini como Sturm fueron violentamente asesinados con apenas dos meses de diferencia.
Capítulo 2: González Algerini
La tardecita del sábado 12 de octubre 2024, el uruguayo Marcelo González Algerini paró en un kiosco de San Cayetano al 800 en el barrio Monterrey de Derqui. Iba manejando su camioneta Chevrolet Tracker y a su lado iba sentado Teófilo Américo Sturm González (80), padre de su amigo y socio, Fabián Sturm Jardón.
No bien Teófilo se bajó de la camioneta para comprar algo, de la nada apareció un Jeep Renegade. En ese Jeep, abandonado luego en La Lonja, iba el falso Joaquín Andrés Amoros Sanguinetti, quien se puso a la par de la Tracker y le disparó a González Algerini 10 balazos a quemarropa. Cuatro fueron los mortales.
Cuando a las pocas horas la Policía allanó la casa de Algerini en el barrio semi cerrado Finca San Agustín, encontró una prensa hidráulica, una balanza electrónica, bowls y elementos con restos de cocaína. Se dice que Sturm llegó antes y rescató tres kilos de cocaína. En ese operativo también se secuestraron 694.011 dólares, pero estos nunca llegaron al juzgado: la Policía alegó que era un error de tipeo y mandó solo 69 dólares. Por este incidente se inició una causa aparte.
En el caso declaró rápidamente la novia de González Algerini. Dijo que su pareja y Sturm Jardón eran los que habían atacado en septiembre a su compatriota (el del BMW y la identidad falsa) y que Sturm y su novio eran socios.
Tras el crimen, el falso Joaquín se hizo humo. Aún no se sabe su verdadera identidad.
Como si a la historia le faltaran ingredientes, la Procunar intervino en este caso porque el muerto, es decir Marcelo González Algerini, estaba siendo buscado por la Justicia Federal de Lomas de Zamora acusado de pertenecer a la banda que en junio había sido detenida con un gran cargamento de droga.
Los narcos estaban alojados desde hacía meses en un complejo de cabañas en la pintoresca pero remota localidad de Caviahue, en el oeste de Neuquén, muy cerca del límite con Chile. No lo sabían, pero los investigadores les venían siguiendo el rastro. En un megaoperativo los allanaron y les encontraron 783 kilos de cocaína lista para traficar, valuada en 15 millones de dólares.
Capítulo 3: Sturm Jardón
Segun contó su esposa, Fabian Sturm Jardón tenía miedo de que lo mataran. Por eso se escondía en un departamento de Recoleta. En un momento se pensó que tanto él como su padre Teófilo, estaban implicados en la muerte de González Algerini. Fabián llegó a tener orden de captura por el crimen de su socio y su padre estuvo detenido pero recientemente lo sobreseyeron.
Ahora la principal teoría del crimen de Sturm apunta a un ajuste de cuentas por aquel primer ataque de Pilar contra un hombre que durante meses fue un fantasma y poco a poco las autoridades van rastreando.
La muerte de Sturm Jardón desde el principio tuvo características mafiosas: El asesino –que llevaba una peluca y un arma con un dispositivo tipo silenciador– lo estaba esperando dentro de un Volkswagen Suran que había estacionado horas antes en Paraguay al 2900 justo en la vereda del departamento que había alquilado su victima para esconderse. Claramente fue una emboscada.
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Cuando lo vio bajar de su Renault Logan, el asesino salió del Suran, fue directamente hacia él y le disparó tres tiros por la espalda. Luego le sacó la riñonera y se fue caminando, dejando el auto ahí. Por la tarde se confirmó que el Suran era robado. Casi inmediatamente del análisis de las cámaras se determinó que también participó un auto de apoyo, un Fiat Cronos rojo que fue encontrado a pocas cuadras, en el barrio del Abasto.
En el auto se secuestraron guantes, la pistola 9 milímetros con silenciador y una bolsa idéntica a la que llevaba el asesino en su mano izquierda.
Ahora, los dos homicidios y el intento de homicidio que dio pie a esas muertes serán analizados en conjunto. A la Justicia Federal no solo pasara ahora la causa de Sturm. Junto con el expediente será analizado el celular de la novia de la víctima, que lo entregó voluntariamente tras el asesinato y, dicen, es oro en polvo.
MG