En un nuevo y alarmante episodio de violencia en la Franja de Gaza, el grupo terrorista Hamás ha asesinado a al menos a cinco trabajadores humanitarios palestinos y posiblemente secuestró a otros, según denunció la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF).
Este hecho, perpetrado el miércoles por la noche, marca un ataque directo contra civiles desarmados cuya única misión era entregar ayuda humanitaria a una población desesperadamente necesitada por la destrucción perpetrada por el mismo grupo terrorista.
La Fundación Humanitaria de Gaza, una organización con sede en Estados Unidos y respaldada por los gobiernos de Estados Unidos e Israel, condenó enérgicamente el ataque.
De acuerdo con su declaración oficial el autobús atacado transportaba a más de veinte trabajadores palestinos, integrantes del equipo local de GHF, que colaboraban con el personal internacional para distribuir alimentos y suministros críticos. El vehículo se dirigía a un centro de distribución al oeste de Khan Younis, cuando fue emboscado.
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Este crimen no fue un hecho aislado, sino el resultado de una serie de amenazas previas realizadas por Hamás contra GHF y otros actores humanitarios que operan fuera de su control.
Según el comunicado, Hamás había advertido de represalias contra cualquier intento de asistencia directa a la población palestina que no pasara por su aparato logístico, lo que evidencia una vez más el modus operandi de este grupo: anteponer su poder y control político a las necesidades vitales de su propio pueblo.
La Fundación denunció el acto como una ”agresión deliberada y atroz contra la humanidad” y exigió una condena internacional inmediata. Subrayaron que las víctimas eran humanitarios, padres, hermanos e hijos palestinos que arriesgaban sus vidas para aliviar el sufrimiento en medio del conflicto.
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La posible toma de rehenes, además, añade un nuevo nivel de gravedad a un ataque ya inaceptable por su brutalidad y desprecio total por las normas del derecho humanitario.
Cabe señalar que GHF fue creada con el objetivo de canalizar ayuda directamente a los civiles palestinos, excluyendo a Hamás del proceso de distribución.
La ONU también rechazó el proyecto de distribución directa de GHF, alegando que era insuficiente, peligroso y comprometía la imparcialidad del trabajo humanitario. Aun así, la fundación continuó sus labores, asumiendo riesgos extremos con tal de evitar que la ayuda quedara en manos de Hamás, un grupo que ha demostrado en múltiples ocasiones utilizar la asistencia internacional para sus fines políticos y militares.
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Este ataque de Hamás es una muestra clara de cómo esta organización prioriza su control territorial y su estructura de poder por encima de la vida y el bienestar de incluso los propios palestinos.
El asesinato de trabajadores humanitarios palestinos por parte de un grupo que dice defender su causa desnuda la verdadera naturaleza de Hamás: no un movimiento de resistencia, sino una estructura autoritaria y violenta que actúa como un obstáculo directo a la paz, la justicia y la supervivencia misma de la población civil.