Wednesday, 18 June, 2025
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Sutottos: cuando es la madre la que debe independizarse de sus hijos cuarentones

“En esta obra nos reímos de la necesidad imperiosa de ser felices que se nos impone desde slogans en tazas, remeras, cuadritos. Y el colmo de la felicidad, no poder independizarse de la madre a los cuarenta años”, dice Gadiel Sztryk, quien junto a Andrés Caminos integra “Sutottos”, compañía de humor que estreno su nuevo espectáculo “Feliz día”.

Luego de una exitosa gira por España, el dúo teatral regresa al escenario del Teatro Picadero (Pje. Enrique Santos Discépolo 1857 – CABA) con funciones los sábados a las 18. Conversamos con ellos.

Periodista: ¿Cómo surgen las ganas de hablar de esa exigencia permanente por ser felices y disfrutar? ¿Acaso proviene de las redes y esa superficialidad del “todos somos felices”?

Gadiel Sztryk: Siempre que empezamos a ensayar hay una temática que nos atraviesa. En este caso está la sobrecarga de consigas estilo “un día sin sonreír es un día perdido”. Esta presión constante por ser felices es una corriente que está muy de moda y nos interpela en un mundo que está como está. Es muy contrastante la idea de ser felices y sentimos que era bueno ponerlo en escena. Es una temática tan existencial que, amplificada, genera mucho humor e identificación en la gente. El poder reírse de la necesidad imperiosa de ser felices.

Andrés Caminos: Creo que estamos todos atrapados en esta exigencia de felicidad. Circula, como una más de las exigencias de productividad. “Vive, ríe, ama y sueña”, frases que nos encontramos en tazas de café, manteles, remeras, por todos lados pero creemos que generan todo lo contrario. Eso nos impulsó a crear un espectáculo que hable de la felicidad, aunque en realidad es un espectáculo que habla sobre la obligación por ser felices.

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Gadiel Sztryk y Andrés Caminos integran “Sutottos”.

P.: Los personajes son dos hermanos de 40 que todavía viven con su madre, ¿cómo es esta generación que sale tardíamente del yugo materno? ¿Cómo es ese Edipo?

G.S.: Esta idea de felicidad esta encarnada en estos dos tipos y nos interesaba ponerlo en esta situación en que no es el hijo quien se independiza de la madre sino la madre la que se independiza de ellos. Intentando a toda costa ser felices, nos parecía una buena situación porque es el extremo total de la imposibilidad de ser feliz y salir del yugo materno. Parecen no poder salir de la panza de la madre, para ser felices hay que dar ese paso. Hoy cuesta mucho salir de ese lugar por distintos motivos, estos son un extremo de la necesidad de ser felices en el encierro total de la casa materna.

A.C.: Los protagonistas están atrapados bajo el peso del deber ser. Y eso funciona como una piedra que no les permite moverse, arriesgar, jugarsela.

P.: Esos personajes no tienen amigos que lleguen al cumpleaños y no pueden ser felices porque no pueden crecer.

G.S.: Es un cumpleaños donde no hay nadie, el día del cumple es el día supremo de la felicidad, o se supone. Se cree que sí o sí hay que pasarla bien pero acá no va nadie, ni siquiera la propia madre. Hay una dicotomía entre querer cumplir los años y no, hay gente a la que el pega muy bien y a otros muy mal, hay quienes les entusiasma crecer, que les pasa las dos cosas, entre eso y hacer una fuerza inconmensurable por ser felices.

A.C.: Los amigos nunca llegan o no tienen amigos. Están imposibilitados de relacionarse con amigos, parejas o familiares. Porque están muy preocupados por disfrutar.

P.: ¿Cómo fue cambiando el paso a la adultez y los festejos durante estas últimas décadas?

G.S.: En la temática existencial que solemos abordar, miedo, amistad, culpa, y en este caso la felicidad, pasan las generaciones, las épocas, el país, y siempre hay algo en el rito de festejar que no cambia. Sigue la necesidad de encontrar un momento donde uno festeja con gente que quiere, el año nuevo, el cumple, es inherente a lo humano, querer juntarse a festejar, por eso es tragicómico que se tienen solo a ellos y a nadie más. Intentan ser felices a cualquier costo, pero fracasan.

A.C.: La canción del cumpleaños dice “que los cumplas feliz” y en esta obra eso se vuelve una obligación. Entonces lo que sucede es que los personajes sufren porque están preocupados por cumplir con lo que se les impone desde afuera.

P.: ¿Cómo ven el teatro hoy? ¿El humor nos salva?

G.S.: El teatro nos lleva de viaje y siempre volvemos de giras por España o Uruguay y vemos el teatro que hacemos. Tenemos un teatro argentino de valor y orgullo, muy grande, más allá de las situaciones económicas, nuestro teatro es símbolo de orgullo nacional, es increíble. El humor nos salva de la tristeza, el teatro nos salva, nos acerca a la felicidad . En una sala de teatro uno se ríe de sus propias cuestiones, puede ver en perspectiva, juntos nos reírnos de lo que nos pasa, es un espacio sanador. La idea de nuestros espectáculos está en que el público viva un momento festivo y se vaya mucho mejor de lo que entró.

A.C.: Para nosotros el teatro sigue teniendo el privilegio del encuentro. Intentamos que sea una fiesta, y en particular en nuestras obras una catarsis que nos permita reírnos de nosotros mismos.

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