El presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), Diego Cifarelli, habló con Canal E y analizó el nuevo sistema de control de molienda, la informalidad en la cadena triguera, el rol de la tecnología, la situación del consumo interno y las perspectivas de exportación en un contexto de volatilidad económica y comercial.
“La industria molinera es una industria neurálgica para cualquier país y sobre todo en un país como el nuestro, donde el ADN argentino es carne, leche y pan. Entonces, el rol que cumple nuestra industria es determinante”, afirmó Diego Cifarelli.
Definiciones sobre cuánto trigo pueda moler Argentina
Asimismo, explicó que el objetivo es tener estadísticas precisas: “El último censo que teníamos era de varios años atrás y nunca teníamos con precisión no solamente la capacidad tecnológica de la industria para saber cuánto puede moler por hora, sino también la cantidad de trigo que puede llegar a moler nuestro país”.
Además, Cifarelli destacó que, “como Federación Molinera, estamos detrás de esos números para poder darle certeza y fundamentalmente tener el control para saber cuánto es lo que se debe comercializar y qué puede llegar a comercializarse de manera informal”.
La importancia de la tecnología en la industria molinera
Luego, manifestó que la tecnología será clave: “Nosotros tenemos como una caja negra dentro de los molinos, donde esa caja negra se llama controlador de molienda. Si eso no está compatibilizado con la cantidad de energía que va consumiendo, o con las vibraciones que genera el propio proceso, se disparan alarmas. Eso fue desarrollado por el propio sector hace varios años, esta gestión de gobierno lo está tratando de mejorar y determinar de manera online dónde están las irregularidades con un sistema de semáforos”.
A su vez, el entrevistado comentó: “En la cadena del trigo, harina y panadería y fábricas de pasta, más o menos hoy estamos en 200 millones de dólares de evasión positiva, un número muy importante para las arcas del Estado”. Según dijo, la federación lleva años reclamando apoyo: “Siempre hemos ido a golpear para que nos ayuden a combatir esta situación y hoy encontramos un eco importante”.
Por otro lado, planteó que la digitalización es una revolución: “Hoy un industrial molinero maneja su empresa desde el teléfono, no solamente en la parte administrativa, sino en la parte productiva. Desde acá enciende el molino, desde acá lo para, desde acá dice voy a moler un poco más por minuto”. Y agregó: “Hoy la industria molinera argentina está dentro de las tres más importantes a nivel mundial y para nosotros eso es sinónimo de orgullo”.