A principios de año el grupo Ledesma con un comunicado informó que iniciaba un plan de competitividad. Así levantó la bandera de largada de los despidos que siguieron todo el año (y nada indica que se frenen). Ya son 230 despedidos en producción, en su gran mayoría obreros azucareros, y 90 despidos, en el área gerencial.
El negocio de Ledesma pese a su variedad de productos (azúcar, alcohol, cítricos, jugos, aceites, ganadería, cereales, papel, biocombustibles), sigue teniendo en el azúcar y alcohol su corazón productivo, que representa el 52 % de sus ingresos anuales.
En la zafra 24/25 (112° ejercicio económico) se informa un aumento en la producción de caña respecto del ejercicio anterior (10,8 %; 3.470.656 toneladas ), pero con una menor venta en el mercado interno (-17,1 %; 214.700 toneladas), que aducen a la recesión. En parte, la caída se vio compensada con una triplicación de las ventas al exterior. Las exportaciones alcanzaron las 228.900 toneladas de azúcar. Siendo Chile el principal destino del azúcar Ledesma, que representa el 23 % de sus importaciones de este producto.
Entre junio-agosto se acentúa la dinámica exportadora con un incremento del 100 % de las ventas al exterior (reseña informativa). Mientras que las ventas al mercado interno se recuperan creciendo un 10 % respecto del año pasado, con precios estables. No fue así la evolución de la producción de azúcar que cayó un 9,6 %.
El sector sucroalcoholero según el balance de Ledesma en la zafra 24/25 presentó un “año estable en producción y demanda de alcohol”. Respecto al año anterior, Ledesma produjo un 30 % más, 91.800 m3.
Por el lado de las inversiones, la empresa destaca destinar 21 millones de dólares a “maquinaria agrícola, cañaveral, tecnología aplicada al campo y modernización de la fábrica”. Al descontar la depreciación de las maquinarias las inversiones en el sector de azúcar y alcohol arrojan un resultado neto positivo de $ 1.634.195.000 (1,48 millón de dólares, a un tipo de cambio, $ 1.100 = U$S 1).
En el negocio de frutas y juegos Ledesma concluye, “el ejercicio 24/25 finalizó con muy buenos resultados, gracias al alto volumen de producción propia, al mercado favorable de jugo de naranja y al desempeño de los aceites esenciales…”. No obstante, al inicio de la cosecha este año despidieron a 20 trabajadores del sector rural-cítrico.
Respecto del resultado operativo, Ledesma en el 112° ejercicio registró una pérdida neta en sus operaciones continuadas por $ 25.178 millones (el año pasado ganó $ 56.422 millones) y lo atribuye a “una reducción del 11 % de la ganancia bruta y una ganancia en el cargo de impuesto a la ganancia del ejercicio”.
Este desempeño, aunque no se revierte, muestra cierta mejora. En la reseña informativa del primer trimestre del ejercicio 25/26, junio-agosto, se informa que la pérdida operativa se reduce a la mitad (respecto a igual período del año pasado), algo que se atribuye a la caída de los costos administrativos (-20 %) y de comercialización (-5 %). A lo cual agregamos, la caída de los costos de producción (-11 %) y en particular del salario (-7,2 %).
A la par, la pérdida económica se puede relativizar también si consideramos tres aspectos. El primero, el pago ahora de dividendos distribuidos durante el ejercicio anterior a los accionistas (90,45 % corresponde a 5 integrantes de la familia Blaquier) que fue de $ 21.567 millones -esto equivale al 86 % de las pérdidas declaradas en el último ejercicio-. El segundo, que durante el ejercicio Ledesma tomó créditos por $ 128.667 millones, la mayoría de esta deuda está denominada en dólares. El tercero, transfirió $ 6.756.866 millones a una empresa financiera vinculada, Bridgeport Investments LLC, ubicada en Delaware, un estado asociado a los cuestionados paraísos fiscales en Estados Unidos.
Entonces, ¿qué es lo que sucede con la rentabilidad de Ledesma? Una respuesta la otorga la misma empresa en su memoria balance, “contexto de demanda -interna- deprimida… precios que, en muchos casos, no han acompañado la evolución de los costos”.
Para Ledesma en este “nuevo escenario” hay que avanzar con “distintas líneas estratégicas” que combina: cambios gerenciales (asumió Diego Lerch ante la salida de Javier Goñi), ajuste y despidos en el área de administración, con un ataque a los trabajadores de producción y, en particular, sobre los azucareros.
Lo que se observa es una caída en los márgenes de rentabilidad luego de los últimos años donde las ganancias fueron récord, dado que la dinámica de baja de precios encuentra que los costos caen pero no con la misma intensidad. Y en este marco la empresa apunta a despedir, más para meter miedo y dividir a los trabajadores, cuestión de profundizar el ajuste sobre el salario y las condiciones laborales. El salario respecto del total de costos ha caído en los últimos 7 años.
Entonces, no es casual el ataque a los obreros azucareros. No solo por su posición estratégica, en el núcleo duro productivo de la empresa y que por ende puede traccionar al resto de los trabajadores. Los azucareros son quienes han encabezado duras peleas en los últimos quince años, recuperando un cuerpo de 48 delegados, desde el cual han sido claves para garantizar las medidas de fuerza. Pero también en el cuestionamiento a las direcciones sindicales que no enfrentaron los despidos y el ajuste con paritarias a la baja. Algo que con la nueva conducción se vuelve a repetir.
De ahí, que estos despidos, en muchos casos de ex delegados y activistas sindicales, ratifican que la empresa tiene una política de disciplinamiento sindical como afirmamos meses atrás.
El apoyo a los obreros y sus familias contra los despidos, por la democracia sindical, es clave para ganar fuerza al momento de preparar la resistencia ante la continuidad del plan de ataque: la reforma laboral. Algo que Ledesma y otras grandes patronales le piden a gritos a Milei, quien por su parte, va cosechando apoyos de gobernadores como Sadir para que sea aprobada en el Congreso durante el verano.