La portada del informe de resultados de Airbnb del cuarto trimestre de 2023 está ilustrada con fuegos artificiales. La compañía tiene mucho que celebrar. Pese a unas pérdidas extraordinarias en el último tramo del año, la firma de alojamiento fundada en 2008 por Brian Chesky, Nathan Blecharczyk y Joe Gebbia en su casa de San Francisco se ha convertido en un gigante muy rentable. Cerró 2023 con unos ingresos de US$9917 millones, un 18% más que el año anterior, y pulverizó su récord de beneficios, con un resultado neto de US$4792 millones, un 153% más que en 2022, que fue su primer ejercicio completo de rentabilidad. Aun así, la compañía anuncia planes para reinventarse entrando en negocios que van más allá del alojamiento.
“Creemos que ahora es el momento de expandirnos más allá de nuestro negocio principal y reinventar Airbnb. Aunque este será un viaje gradual de varios años, estamos entusiasmados por compartir más sobre esto más adelante en 2024″, señala la compañía enigmáticamente en su carta a los accionistas. “Airbnb se encuentra en un punto de inflexión. Hemos pasado los últimos tres años perfeccionando nuestro servicio principal, y ahora estamos listos para embarcarnos en nuestro próximo capítulo”, indica.
Preguntado sobre posibles planes de diversificación, el consejero delegado de Airbnb, Brian Chesky, ya anticipaba hace unos meses en una entrevista con El País que lo estaban analizando. “Estamos estudiando un montón de nuevas oportunidades de productos y servicios. No tenemos nada que pueda compartir ahora mismo. Pero el enfoque general que he tenido es que cuanto más le gusta a la gente lo que haces, más quieren otras cosas de ti”, decía.
En la conferencia con analistas, el jefe de la empresa. Brian Chesky, se ha referido sobre todo a iniciativas en el ámbito de la inteligencia artificial. La compañía compró a finales del año pasado GamePlanner.AI, una de las firmas que creó Siri. Airbnb no aspira a crear sus propios modelos de lenguaje y de inteligencia artificial generativa, sino que apunta a mejorar la interfaz.
“Aunque los modelos son muy potentes, la interfaz no es realmente una interfaz de IA. Es la misma interfaz de la década de 2000. Es la típica interfaz web clásica. Así que creemos que los modelos, en cierto sentido, están probablemente infrautilizados”, ha dicho Chesky a los analistas. “Agarrá tu teléfono y mira todos sus iconos. La mayoría de esas aplicaciones no han cambiado fundamentalmente desde la llegada de la IA generativa”, ha añadido.
Chesky ha insinuado así que las nuevas iniciativas incluirían nuevas integraciones de inteligencia artificial y servicios de terceros en sus productos, lo que permitiría recomendaciones de viaje más personalizadas para los huéspedes y una mejor experiencia de usuario para los anfitriones. “Imagina una aplicación que sientas que te conoce, como el asistente definitivo, una interfaz que se adapta, evoluciona y cambia en tiempo real, como ninguna interfaz que hayas visto antes. Eso nos permitiría pasar de ser una empresa vertical única a una empresa transversal”, ha explicado.
“La IA va a ser transformadora para muchas empresas, especialmente empresas digitales como Airbnb”, señalaba a El País en noviembre. “Al igual que cuando nació internet o como cuando aparecieron los teléfonos inteligentes, esto es un cambio de plataforma, todo el juego cambia de nuevo”, explicaba.
Más allá de la entrada en nuevos negocios, Airbnb está embarcado también en la diversificación geográfica. “Para desbloquear más oportunidades de crecimiento, estamos invirtiendo en mercados internacionales poco penetrados, y estamos grandes resultados”, dice en su informe de resultados. “Tras el éxito cosechado en los últimos trimestres en Alemania, Brasil y Alemania, Brasil y Corea, estamos ampliando nuestra estrategia a países como Suiza, Bélgica y los Países Bajos. Bélgica y los Países Bajos”, añade.
En el cuarto trimestre del año, Airbnb ha seguido creciendo con fuerza, un 17%, hasta US$2218 millones, pero se ha apuntado pérdidas de US$349 millones que la empresa atribuye a partidas fiscales excepcionales de unos US$1000 millones. El resultado bruto de explotación ajustado del cuarto trimestre, de US$738 millones, aumentó un 46% con respecto al cuarto trimestre de 2022, gracias a la fortaleza del negocio y la disciplina en la gestión de la estructura de costes.
La compañía ha indicado que este año también ha empezado fuerte, con más de seis millones de huéspedes recibiendo el año en un Airbnb. Para el primer trimestre, la empresa prevé unos ingresos de US$2030 millones a US$2070 millones, lo que representa un crecimiento del 12% al 14%, beneficiado por una Semana Santa temprana, lo que pasará factura al crecimiento en el segundo trimestre. Esas previsiones están algo por encima de las que esperaban los analistas.
Airbnb señala en su carta a los accionistas que la empresa está “particularmente entusiasmada con los próximos Juegos Olímpicos de París 2024″. Ya ha observado un aumento de la oferta y la demanda, y la actual acumulación de noches en París durante el verano es más del doble que hace un año. La empresa ha dicho que espera acoger a medio millón de personas en la ciudad.
La empresa ha superado con éxito la crisis de la pandemia. En 2020 los ingresos se desplomaron y la compañía sufrió pérdidas de 4.585 millones de dólares por el parón de los viajes provocado por la crisis sanitaria.
Pero desde ese año fatídico, Airbnb resurgió con fuerza. Redujo los números rojos a US$352 millones en 2021 y en 2022 logró los primeros beneficios anuales de su historia, de US$1892 millones, tras crecer un 40% en ingresos, hasta US$8399 millones, más del doble que en 2020, el año de la pandemia. Ahora, logra ingresos y beneficios récord y se lanza a nuevos negocios.
Airbnb ha anunciado un nuevo programa de recompra de acciones de hasta US$6000 millones. La compañía vale unos US$96.500 millones en Bolsa. Sus acciones se han revalorizado en torno a un 25% en los últimos 12 meses y cotizan en el entorno de los US$150. Esta misma semana han marcado sus máximos en dos años, aunque están lejos de los niveles superiores a US$212 de hace tres años.