Los ministros de Economía de la Argentina coincidieron a lo largo de la historia en caer en la tentación de subestimar al dólar y pedirle a la gente que apueste al peso fuerte.
En general, esa inclinación aparece cuando los planes comienzan a mostrar flaquezas y llevan a los jefes del Palacio de Hacienda a fatigar micrófonos en busca de convencer a la población de creer, una vez más, en que el dólar no se terminará disparando, como ha ocurrido casi siempre.
La suba del dólar mete presión a la inflación e inquieta al Gobierno
La suba de la divisa norteamericana de las últimas semanas tiene inquieto al Gobierno, sobre todo porque mete presión sobre uno de los principales logros que muestra el gobierno de Javier Milei, el de haber bajado la inflación luego de la disparada que mostraron los precios sobre todo a partir de la devaluación de diciembre último.
A diario, analistas y bancos de inversión cuestionan el “atraso cambiario” y meten ruido en la estrategia oficial de achicar lo más posible la brecha rumbo a eliminar el cepo en algún momento. Con brecha amplia, esa misión es imposible.
Esta cuestión es la que llevó a la mayoría de los ministros de Economía a apelar en algún momento a la confianza de la gente y las empresas para quedarse en pesos, en lugar de salir corriendo a destinar cada excedente de liquidez al dólar.
El ministro de Economía Luis Caputo lanzó su propia versión de “el que apuesta al dólar, pierde”
El ministro de Economía Luis Caputo no fue la excepción, y en medio de las medidas del Gobierno para intentar achicar la brecha cambiaria y tras la compra de más de $13 billones de pesos en puts, auguró que en breve la gente deberá “vender dólares para pagar impuestos”.
La polémica frase de Luis Caputo sobre los dólares
La frase impresiona en primer lugar poco feliz, casi un castigo. Implica que en algún momento los ahorristas deberán otra vez vender sus divisas atesoradas. Para colmo, Caputo dice que deberán hacerlo para pagar impuestos. Un cóctel demoledor.
En la primera mitad del año, fue notorio que mucha gente debió salir a vender sus dólares porque la disparada de precios provocó un daño enorme en el poder adquisitivo y los presupuestos familiares. Hubo que “romper el chanchito”.
Para Caputo, parece que lo que viene será volver a desprenderse de moneda dura y encima para pagar impuestos.
Ante la incertidumbre que generó con esa frase, el ministro volvió a hablar: “A los que hoy están comprando dólares pensando que puede ser una buena inversión, los estoy previniendo de que no va a pasar. Dado que los impuestos se pagan en pesos, si vos tenés ahorros en pesos hoy y los dolarizás, después vas a tener que volver a venderlos para pagar dichos impuestos“, dijo en redes sociales.
Y explicó que “con el correr del tiempo va a haber cada vez menos pesos, porque no se emite más por ninguna razón, y se absorben pesos por superávit“.
“Una vez más, en competencia de monedas, la moneda fuerte será el peso”, fatigó. “No se necesita ser economista para entenderlo, ni menos tener un phd”, aseguró.
El sueño de que el peso sea “la moneda fuerte”
El sueño de que el peso pase a ser la moneda fuerte se remonta a seis décadas atrás, y la mayoría de las iniciativas terminaron mal. A la que mejor le fue, la convertibilidad, terminó en un estallido social porque los gobiernos se enamoraron del consenso logrado entre la población, y no supieron salir a tiempo del régimen uno a uno. La gente se había dolarizado gracias a ese régimen y colocado sus dólares a plazo fijo, hasta que el gobierno fue por ellos y todo terminó muy mal a fines del 2001.
Caputo insistió en que “en algún momento van a faltar los pesos en Argentina. No solo es que no se emite más, sino que además por superávit primario estamos contrayendo un billón y medio de pesos por mes. Inevitablemente, el mercado de pesos se va a equilibrar y en competencia de monedas el peso va a ser la moneda fuerte“. Pero el hecho de que haya tenido que hacer un raid mediático para instalar el tema refleja que hay ruido en la línea.
La otra duda que sobrevuela en la opinión pública es si esto quiere decir que se archiva definitivamente el proyecto de dolarización que, según los sondeos de opinión, tuvo mucho que ver con instalar en forma sorpresiva a Milei en la Casa Rosada.
Frases poco felices de los ministros de Economía
A lo largo de la historia, ministros y presidentes apelaron a distintas frases para que los argentinos confíen en el peso y no se vuelquen al dólar
Para entender el presente siempre es bueno apelar a la historia. La de la Argentina, donde insólitamente los ministros de Economía han llegado a tener más peso que los presidentes, arroja datos interesantes.
Desde aquel “hay que pasar el invierno” pronunciado por Álvaro Alsogaray a fines de los ’50, hasta la promesa fallida de Eduardo Duhalde de que “el que depositó dólares, recibirá dólares”, la apelación de los gobernantes a que la gente confíe en el peso suena más a jugada desesperada que a un dato a tener en cuenta.
Así como la Argentina ha perdido credibilidad ante el mundo de las finanzas, que la considera un “defaulteador serial”, también la clase gobernante tiene enormes dificultades para que los ahorristas crean en los pedidos de “apostar al peso”.
El hecho de que la adquisición de los principales bienes, como propiedades y autos, siga dolarizada, refleja esa desconfianza. En países como Brasil o Chile las grandes operaciones de compra de bienes se realizan en moneda local. En la Argentina, en dólares.
En 1980, el vicepresidente del Banco Central, el poco recordado Christian Zimmermann, buscó instalar la idea de que la inflación estaba “muerta”. El pronóstico no se cumplió, y el hecho de haber sido pronunciada durante un gobierno de facto que aplicó una feroz represión, hace que la historia económica la recuerde como “poco feliz”. Fue un desafortunado pronóstico, ya que lo que vino después fue una inflación galopante con la que tuvo que lidiar Raúl Alfonsín durante todo su mandato.
El mismo año, el ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz, se animó a afirmar que la gente “nunca tuvo más plata que ahora”. Temerario sin dudas, sobre todo porque a los pocos meses más de 70 bancos se liquidaron.
“El que apuesta al dólar, pierde”
“El que apuesta al dólar, pierde”, fue la frase del ministro Lorenzo Sigaut, en 1981. Pocos días después, devaluó 30%
La frase más recordada de los ministros que intentaron instalar la idea del peso fuerte fue la de Lorenzo Sigaut, quien en 1981 aseguró: “El que apuesta al dólar, pierde”. El objetivo fue desalentar maniobras especulativas, pero pasó a la historia como ejemplo de la poca confiabilidad de las declaraciones de los gobernantes. Pocos días después, Sigaut devaluó 30%. Los que habían comprado dólares, lejos de perder, ganaron mucho dinero.
El fracaso de algunas apelaciones de ministros de Economía a que la gente crea en sus programas tuvo como principal ejemplo las palabras del entonces ministro de Economía en 1988, Juan Carlos Pugliese, cuando lamentó haberle hablado a la gente “con el corazón” y que le hayan contestado “con el bolsillo”. La corrida bancaria que intentó detener, siguió su curso.
Como es lógico, la gente no suele ser muy “sentimental” a la hora de tomar decisiones financieras: piensa en sus propios intereses y en la mejor forma de defender lo que logró con esfuerzo.
El que intentó de mala manera que la gente ahorre en pesos fue José Luis Machinea, presidente del Banco Central sobre el final del gobierno de Alfonsín: “Si el mercado quiere dólares, le vamos a dar con el látigo“, amenazó. Una forma menos diplomática que la sugerencia de Caputo para ahorrar en pesos supuestamente fuertes. El latigazo fue para los gobernantes y Alfonsín debió entregar el gobierno antes.
La otra tentación de los líderes ha sido vaticinar el inicio de una nueva era a largo plazo. Milei asegura que la Argentina alcanzará a países como Alemania en tres décadas. Domingo Cavallo, tal vez uno de los ministros de Economía más poderosos que tuvo la Argentina, había pronosticado algo parecido: en 1991 dijo que “con la convertibilidad, habrá más de seis décadas de crecimiento y prosperidad en la Argentina”.
Con esos antecedentes, especialistas en opinión pública suelen recomendar no hacer grandes pronósticos, más allá de la necesidad de crear expectativas positivas. Y los analistas y referentes de mercado coinciden en que el plan de Luis Caputo recién comenzará a ser creíble cuando se hayan cumplido años, no un semestre, de superávit fiscal en la Argentina.