El martes, en medio de diversas controversias que rodean al gobierno de Gustavo Petro, se revelaron los cambios incluidos en la ponencia para el tercer debate de la reforma política.
Este proyecto será discutido en la Comisión Primera del Senado, con modificaciones significativas respecto a la versión aprobada en Cámara.
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Uno de los ajustes principales es sobre la financiación de campañas. Aunque inicialmente se planteó que esta sería completamente estatal, el nuevo texto permite nuevamente contribuciones privadas para campañas presidenciales y legislativas.
El artículo 3 establece que la financiación será “parcialmente con recursos estatales” y define que los topes de gastos y las contribuciones privadas serán regulados por ley. Además, se eliminó un apartado que prohibía a las campañas entregar dádivas o contratar transporte de votantes, un punto que generó críticas por su impacto en zonas de difícil acceso.
Otro aspecto relevante es la elección de los magistrados del Consejo Nacional Electoral (CNE). En la propuesta original, se planteó que las altas cortes eligieran a los magistrados mediante una convocatoria pública.
Sin embargo, en los primeros debates, se incluyó nuevamente al Congreso en el proceso. Ahora, la fórmula combinada establece que el Congreso elegirá a los magistrados, pero las altas cortes presentarán tres ternas para los nueve cargos disponibles.
En cuanto a las sanciones a partidos, se mantiene que serán penalizados si sus avalados son condenados durante el periodo al que aspiraron, independientemente de si fueron elegidos. No obstante, el texto aclara que esto aplicará solo si los delitos fueron cometidos antes de la expedición del aval.
Con estos ajustes, el proyecto sigue avanzando con un plazo ajustado: debe aprobarse en cuarto debate y ser conciliado antes del 16 de diciembre. Si no se logra, no podrá debatirse en su segunda vuelta, ya que es una reforma constitucional.
El debate ahora se centra en cómo estas modificaciones influirán en el sistema electoral y la confianza en las instituciones democráticas del país.
Es válido resaltar que la reforma que impulsa el Ejecutivo va de frente con la iniciativa de que existan listas cerradas con paridad de género y lo que se ha denominado “democracia interna”, que no es más que unas elecciones primarias para elegir a los miembros de estas convocatorias. Además, que las campañas cuenten con un 100% de financiación estatal y que exista una autoridad independiente y autónoma, según agregó, “con dientes para combatir la corrupción”.
“Aquí también tramitamos una vez un proyecto de ley para convocar una constituyente, para transitar hacia el régimen parlamentario en Colombia, que eso es otra discusión que no tuvo éxito. Y otra cosa es plantear constituyentes sin estar ajustado a la Constitución del 91 y a la Carta Política. Y otra cosa es plantear constituyentes que no sean fruto de un consenso”, indicó el ministro Cristo, que aterrizó en reemplazo de Luis Fernando Velasco.
Es decir, pese a que Cristo ha afirmado que no es la intención del Gobierno impulsar un mecanismo que modifique la Carta Magna, también fue claro en reafirmar en que, debido a que “cada determinado tiempo” se registran fenómenos que le dan mayor validez a la reforma, como falta de control, escándalos de corrupción y “financiación exorbitante de las campañas”, la reforma es más que necesaria.
“La reflexión es que este Congreso tiene la responsabilidad de hacer una reforma política y no dejar que sigan creciendo las voces ciudadanas de indignación en todo el país frente a su sistema político. La crisis de legitimidad y representación de los partidos y el Congreso para que un día más adelante, finalmente, se genere el ambiente que hubo en 1991, un ambiente que llamamos pre constituyentes”, indicó Cristo en su declaración.
Uno de los que se despachó en contra del ministro fue Enrique Gómez Martínez, director del partido Salvación Nacional, que en su perfil de X arremetió contra el ministro y descubrió lo que, según él, es la proposición con la que apretaría a los legisladores.
“No se puede desconocer que Juan Fernando Cristo es sutil para amenazar. Sin los eufemismos: ‘o nos aprueban la reforma política como nosotros queremos o les ambientamos una constituyente’. Colombianos, ¿se imaginan un proceso de ese tipo en manos de Petro? ¿Hacia dónde creen que nos llevarán definitivamente?”, expresó el político bogotano, que es uno de los fuertes críticos del actual mandato, y que estaría pensando en ser de nuevo candidato a la presidencia.