Bernard Arnault dijo que un viento de optimismo sopla en Estados Unidos tras la toma de posesión de Donald Trump como presidente, en contraste con su natal Francia, donde el gobierno está tratando de aumentar los impuestos corporativos y el desempleo va en aumento.
“Hay un estado de ánimo diferente” entre los dos países, dijo a la prensa el multimillonario francés el martes al margen de la presentación de los resultados anuales de LVMH.
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El magnate del lujo de 75 años fue visto la semana pasada de pie junto a una corte de multimillonarios tecnológicos y el presidente argentino Javier Milei en la inauguración de Trump en Washington. El accionista mayoritario de LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton SE asistió con su esposa Helene y dos de sus cinco hijos, Delfina, 49, y Alejandro, 32.
“¿Quién rechazaría una invitación del presidente EE.UU. para asistir a su toma de posesión?”, preguntó Arnault, quien afirmó que conoce a todos los presidentes desde Ronald Reagan y que conoce personalmente a Trump desde hace mucho tiempo. “Trump fue elegido con una mayoría increíble”, agregó.
Trump, que arrasó en cada uno de los disputados estados indecisos de las elecciones, fue el primer republicano en ganar el voto popular en 20 años, al obtener el 49,8% de los votos emitidos, en comparación con el 48,3% de su oponente demócrata Kamala Harris.
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Arnault y Trump se conocen desde que el empresario francés llegó por primera vez a Nueva York a principios de la década de 1980, huyendo de un gobierno socialista en Francia y buscando iniciar un negocio inmobiliario, un emprendimiento que no tuvo éxito.
Los vínculos han perdurado: Trump el año pasado dijo en una entrevista a Bloomberg Businessweek que Arnault era un “tipo increíble, amigo mío”. Mientras tanto, LVMH genera una cuarta parte de sus ingresos en EE.UU., lo que probablemente dejaría a la firma vulnerable a cualquier arancel de importación que Trump pudiera imponer a la Unión Europea.
Arnault declinó a comentar si había hablado sobre el riesgo de aranceles con Trump desde su elección.
Los inversores esperan que EE.UU. se convierta en una buena oportunidad para el lujo este año para contrarrestar la caída de la demanda en China.
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