Alicante, 10 feb (EFE).- El rey preside de este lunes la sepultura del humanista Rafael Altamira, fallecido en 1951 en el exilio de México, en un acto solemne en el cementerio municipal de El Campello (Alicante), donde se cumplirá el deseo expreso del dos veces propuesto al Premio Nobel de la Paz.
Felipe VI encabezará una amplia comitiva institucional en la que también estarán el president de la Generalitat, Carlos Mazón; el ministro de Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres; el presidente de la Diputación Provincial, Toni Pérez; la delegada del Gobierno en la Comunitat, Pilar Bernabé, y el alcalde anfitrión, Juanjo Berenguer.
Con más de 450 invitados y a partir de las 11.30 horas también acudirán al panteón familiar de los Altamira Crevea el expresident valenciano Ximo Puig, ahora embajador ante la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), y el subdelegado del Gobierno, Juan Antonio Nieves, entre otros muchos.
Todos ellos rendirán tributo a Rafael Altamira (Alicante, 1866-Ciudad de México, 1951), jurista de reconocido prestigio internacional que, entre sus muchos méritos, figura que en 1921 fue uno de los nueve jueces nombrados para el precedente del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya y que fue dos veces propuesto para el Premio Nobel de la Paz.
La inhumación de Altamira y su esposa se hará en el monumento funerario recientemente culminado por el ayuntamiento y donde hace unos días han sido trasladados los restos mortales de los padres y abuelos.
De corte elegante y sencillo, el panteón está cerca del acceso al camposanto y tiene 2,2 metros de fondo por otros 2,2 de ancho y 2,17 de alto en mármol travertino y granito verde báltico, y está presidido por la cita de Altamira ‘Cuando se me aparte de la vida oficial, me retiraré al rincón de mis amores más gratos: a Campello’.
Con esa frase y bajo una imagen donde se le ve sentado junto a la foto de la torre vigía marítima de la Isleta, emblema local, descansará para siempre el humanista y jurista y su esposa tras un sentido acto que contará con palabras de una nieta que vive en Zamora, María Luis Altamira García-Tapia, y un bisnieto, Ignacio Ramos Altamira.
El Campello vivirá, de esta manera, una jornada histórica en la que por primera vez en su historia recibe la visita del rey, que acudirá posteriormente al ayuntamiento (12.55 horas).
Largamente demandada, la repatriación de Rafael Altamira y Pilar Redondo ha sido posible gracias a la colaboración del Consulado General de España en México, la Generalitat Valenciana, que ha sufragado gastos por 60.000 euros, la Diputación Provincial y el ayuntamiento de El Campello, que tras años consiguió el pasado 7 de diciembre que por fin se exhumaran los restos del cementerio de Ciudad de México antes de viajar a España en avión.
Humanista, historiador, americanista, pedagogo, jurista, crítico literario y escritor, Rafael Altamira se trasladó a Madrid tras terminar sus estudios de Derecho, donde entró en contacto con la Institución Libre de Enseñanza, que marcó para siempre sus ideas, sus preocupaciones educativas y su actitud ética.
Dirigió el periódico republicano La Justicia, entre otras publicaciones, y en 1909 realizó un viaje por casi toda Iberoamérica.
A su regreso fue nombrado director general de Enseñanza Primaria; en 1920 fue elegido miembro de la Comisión de Juristas encargado por el Consejo de la Sociedad de las Naciones de redactar el anteproyecto del Tribunal de Justicia Internacional, y en 1921 fue nombrado uno de los nueve jueces primeros titulares de la institución, precedente del actual Tribunal de La Haya. Fue dos veces propuesto al Nobel de la Paz.
Al estallar la Guerra Civil, en 1936, Altamira partió a Holanda para continuar su trabajo de juez permanente en ese tribunal internacional, y tras la guerra permaneció en ese país decidido a no colaborar con el Gobierno instalado en España.
El escritor estuvo luego cuatro años en Francia y después fue invitado por la Fundación Carnegie a dar clases en la Universidad de Columbia (Nueva York), aunque un inesperado accidente de rotura de la cadera le obligó a instalarse en México, donde estaban exiliadas sus dos hijas.
Altamira falleció en México en 1951, seis años antes que Pilar Redondo, y allí reposaron sus restos hasta la inhumación del 7 de diciembre de 2024, fecha en la que inició el retorno definitivo a casa. EFE