Saturday, 19 April, 2025
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Con la Biblia, cruz en la mano y la resignación como espada, Grabois te envía al paredón

Juan Grabois, desmemoriado, con la Biblia y la cruz en la mano, pero con la resignación como espada, fue escalando su embestida contra el derecho a huelga y el estatuto docente. Ahora redobló la apuesta, proponiendo mandarlos al paredón por traición a la patria. Traidores son las valijas de los Kueider de la vida, no los trabajadores de la salud y educación en particular. Demasiadas lágrimas, sudor y sangre derramaron los trabajadores por responsabilidades peronistas, macristas y libertarios.

En el programa Blender, Grabois declaró que, si no se reestructura la perspectiva comunitaria basada en el respeto al alumno y al paciente “por un bien mayor”, no importa todo lo demás.

“Si vos, que tenés una responsabilidad con los pobres de la Tierra, y tenés que estar todo el día en el hospital o en el aula, y no la cumplís, incluso teniendo un rango de dirección, está todo mal. Por eso, vas todos los días, cumplís el horario entero y te rompés el orto. Y si no, al paredón. Porque, si no, sos un traidor a la patria y sos peor que Milei.”

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Mientras en nuestra memoria todavía resuenan los ecos de la Triple A, y las calles siguen calientes luego de la última marcha del 24 de marzo, salimos a recordar a todos los médicos, docentes, enfermeros y trabajadores que fueron detenidos y desaparecidos por la última dictadura cívico-eclesiástica-militar. Son a ellos y a nosotros a quienes Grabois ataca públicamente. ¿Será para hacerle el juego a la derecha? ¿Para enfrentar a pobres contra pobres? ¿Trabajadores formales contra informales? Más reaccionario y clerical no se consigue.

Ya en 2024, Grabois había apuntado contra educadoras y educadores, culpándonos de la crisis educativa y la situación social de las infancias. En una entrevista en el streaming Jinetes del futuro, declaró que no estaba del todo en desacuerdo con el proyecto de Milei de declarar la educación como un servicio esencial. Y agregó:

“Si querés ser docente y tratar con pibes, tenés que tener un nivel de responsabilidad como docente y como persona. No podés tomarte el palo cuando se te cantan las pelotas o abusar del estatuto para inventarte licencias.”

Pese a las fuertes críticas, el pasado fin de semana volvieron a resonar las campanas del infierno al compás de la rosca electoral, cuando atacó a los trabajadores de la educación y de la salud, quienes están luchando por recuperar el FONID, condiciones laborales más justas, salarios y presupuestos acordes a sus puestos de trabajo. Como lo es el caso del Hospital Bonaparte o el Posadas, donde cientos de familias se quedaron sin trabajo, sin atención y sin medicina para paliar sus dolencias. ¿Por qué Grabois exonera de toda responsabilidad a los que gobernaron, ajustaron con la agenda del FMI, los cuales han profundizado el aumento de la precarización laboral de los trabajadores y sin presupuestos a la educación y a la salud?

Nuestros enemigos son aquellos que cometen genocidios contra los pueblos. Nuestro enemigo es el Fondo Monetario Internacional, no nuestros compañeros y compañeras que ponen el cuerpo defendiendo las escuelas y hospitales.

Típico vocero feudal, cual patroncito de estancia, poniendo eje en la docencia y en la salud para encubrir la responsabilidad de todos los gobiernos y las conducciones sindicales, como por ej. Suteba y Cicop, que son parte integrante de Patria Grande. Si tanto le importa la educación, ¿por qué el dirigente de Patria Grande y diputado nacional Itai Hagman cedió su lugar en la Comisión de Presupuesto y Hacienda para que el oficialismo tenga dictamen para acordar con el FMI en 2022 y llevar el proyecto al recinto? Ese acuerdo es el salvaje ajuste sobre la educación y salud con las que deberán acarrear las futuras generaciones. Hoy, las consecuencias están a la vista con la devaluación del salario y las miserables jubilaciones. ¿Grabois plantea desconocer la estafa de la deuda?

“Si no le gustan mis principios empresariales, tengo otros”, podría decir el eclesiástico dirigente peronista, haciendo una libre versión de Groucho Marx.

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Los trabajadores de la educación y la salud, junto a las familias y estudiantes, somos quienes hemos puesto el hombro en escuelas y hospitales, pasando por la pandemia durante el gobierno de Alberto Fernández, incluso dejando la vida en ello. Aún nos duele el caso de Sandra y Rubén, Carlos Fuentealba, y los miles de trabajadores en condiciones de precariedad laboral, a favor de mantener atado el país al FMI: unos endeudadores y otros pagadores seriales, a costa de la espalda del pueblo, ajustando a la educación y salud.

Grabois no solo desconoce lo que ocurre en cada escuela y en cada hospital, sino que elige alimentar el sentido común de la derecha. Y eso no se lo vamos a permitir. ¿Será por eso que economiza fuerzas para enfrentar el ajuste de la ultraderecha y la agenda del FMI?

No va a venir Grabois a darnos clases clericales sobre nuestras obligaciones, nuestros derechos o cómo defenderlos. Porque somos las y los docentes —junto a las familias y estudiantes— quienes ponemos de pie la escuela cada ciclo lectivo, a pesar de la desinversión constante de todos los gobiernos. También somos quienes, cada 24 de marzo, alzamos las banderas contra los nuevos paredones de sumisión que quieren imponer a los trabajadores. Como en tiempos de esclavitud, pretenden que solo levantemos la cabeza para recibir la hostia, el tasajo y el látigo. No lo vamos a permitir, porque nos une la calidez, el compañerismo, el amor y la solidaridad de una lucha colectiva por una educación pública, laica y de calidad, que incluya a nuestras familias y estudiantes. Por ellos también peleamos. ¡Y es ahora!

George Engel, uno de los Mártires de Chicago, dijo antes de ser ejecutado en 1887 que había que saber quiénes eran los amigos y quiénes los enemigos de los trabajadores. Sus palabras, como las de tantos que lucharon por la clase obrera, siguen vigentes. Por eso nos preparamos, nos organizamos desde abajo para resistir y enfrentar —también— a los Grabois de la vida, que vienen otra vez a engatusar con nuevos “males menores”. Como dicen los jubilados: “Bote en Venecia”, porque se la pasa de canal en canal, pero en las calles no se lo ve.

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