“Al ATP de Buenos Aires hay que modernizarlo”. En noviembre de 2017, el uruguayo Martín Hughes, ejecutivo de Tennium, la empresa que en ese momento asumió como propietaria del certamen porteño de tenis, anunció a LA NACION lo que proyectaba hacer (algunas versiones decían que el torneo podía irse a otro país). Hoy, tras siete años de organización del evento, desde la firma fundada en Barcelona entienden que cumplieron lo planeado y más también. Se decepcionaron cuando en noviembre pasado la ATP no eligió a Buenos Aires para el crecimiento de jerarquía: pasar de ser un campeonato 250, la menor categoría del circuito, a un ATP 500. Aceptaron cómo funciona el mundo de los negocios y no descartan que el upgrade se concrete en el futuro.
Claro que este año, en la realización 24 del Argentina Open, las vedettes del acontecimiento (además de la presencia del español Carlos Alcaraz por segunda temporada consecutiva) fueron las obras estrenadas en distintos sectores del Buenos Aires Lawn Tennis Club. Remodelaciones de infraestructura que el torneo estaba urgido por hacer no sólo para aspirar a un salto de jerarquía, sino ya para cumplir con los requisitos mínimos del tour. La mística del BALTC y la tradición del tenis en el país ya no eran suficientes para sostener el certamen; las instalaciones estaban vetustas y descuidadas. En julio pasado, el BALTC y Tennium firmaron un vínculo por diez años (hasta 2033). El acuerdo impulsó obras que incluyeron un nuevo ingreso en el estadio y el espacio de jugadores, vestuarios, el anillo perimetral del court central, un nuevo salón VIP, baños públicos y uno de los dos sectores de cabinas para periodistas.
“No sé si había un ultimátum de la ATP, pero sí había peticiones, y están subiendo los estándares: infraestructura, servicio al jugador, de todo… También suben los costos por el trabajo que la ATP hace en marketing, redes, promoción global del deporte. Y a todo eso lo financiamos los torneos”, afirma el belga Kristoff Puelinckx, fundador de Tennium.
¿Cuánto cuesta hacer un torneo como el ATP porteño? “Nos cuesta tres o cuatro millones de dólares por año. ¿Y cuánto invertimos en la obra? Eso es otra cosa. Nos costó un millón de dólares. ¿Y en traer jugadores? Es otra cifra. De capital total, la empresa ya ha movilizado, diría, cerca de 30 millones de dólares”, estima Hughes. Según versiones, la garantía que recibió Alcaraz para actuar en Buenos Aires fue de unos US$ 900.000. Claro que este año, a diferencia del último, el torneo no contó con el patrocinio del Estado (lo había tenido mediante la campaña Visit Argentina, del Ministerio de Turismo y Deportes). Sí sumó un naming sponsor por primera vez en una década: IEB+ (Invertir En Bolsa), del Grupo IEB. El contrato es por dos años.
“Éste es un torneo que genera dinero”, indica Puelinckx. Sin embargo, asevera: “Este año tuvimos la falta de apoyo del gobierno nacional y eso fue un problema. Los deportes grandes tienen que ser apoyados por los gobiernos, son eventos de interés público. Esta semana abres cualquier sitio web o newsletter y sale Buenos Aires. ¿Por qué? Porque jugó Alcaraz, porque es noticia y porque el deporte le da buena imagen al país. Estamos en TV con miles o millones de personas mirando el torneo. Eso es mucha publicidad”.
Hughes, nacido en Montevideo y presidente de la Asociación Uruguaya de Tenis, profundiza: “Cuando va a haber elecciones en un país, el gobierno que está congela su presupuesto. Nos congelaron, nos dijeron que no podían comprometerse a apoyar y que habláramos cuando se definiera. El Gobierno de la Ciudad, más o menos se mantuvo. Pero lo que hizo el gobierno nacional, como es sabido, nos duele y nos pega, aunque no lo hizo por algo coyuntural. En su momento volveremos a hablar, entenderán el valor, pero hoy lo que dijo el presidente [Javier Milei] fue «no hay plata». No para nosotros solos, sino para nadie. La Ciudad nos dio una ayuda económica simbólica, nos dio el espacio en la calle para ampliarnos por estos días y los permisos para que las cosas fluyeran, pero no somos un torneo cuyas finanzas están basadas en el apoyo de la Ciudad, claramente”. Una curiosidad: Karina Milei, secretaria General de la Presidencia y hermana del presidente, y Martín Menem, titular de la Cámara de Diputados, estuvieron este sábado en el BALTC mirando la semifinal entre Alcaraz y el chileno Nicolás Jarry.
Una parte del público se quejó de los precios de las entradas, considerándolas caras. Los propietarios del torneo explicaron que hubo un efecto de manta corta. “A los jugadores top no puedo pagarles en pesos”, expresa Puelinckx. “Me gustaría, pero no puedo. Y es una parte muy importante del presupuesto. Entonces, tienes una elección: bajamos de nivel, para que los precios estén bajos, o no, mantenemos el nivel premium y el precio será igual. Entiendo que algunos precios fueron altos, pero ha habido días y sillas más accesibles. El jugador es muy caro. Y la contribución a la ATP hace subir el presupuesto, y a ella le da igual si está en Alemania o en la Argentina. Yo pago lo mismo en Amberes que en Buenos Aires. El marketing fee, el ATP fee, lo que sea… Los precios puestos por la ATP van subiendo en forma bastante agresiva y nadie dice: «Bueno, como están mal en la Argentina, que paguen la mitad». No, no, no. Y además es todo en dólares. Entonces, no es fácil. No había otra manera”.
El total de premios del ATP porteño es de US$ 728.185. El campeón recibe un cheque de 97.745 dólares, y el otro finalista embolsa 57.015.
Hughes, uno de los responsables del desarrollo del tenis en Uruguay, reconoce que en el país vecino la planificación de los torneos es más sencilla; allí hay “una estabilidad tremenda, económica, política y social, sea quien sea el gobierno”. Pero advierte: “Tenés un problema de mercado. Somos tres millones y medio de personas. El fútbol es mágico, porque tenemos una escuela que no tienen en casi ningún lado. Pero en el tenis no pasa eso. El desafío como Asociación es generar mayor volumen más abajo. La gente me pregunta: «¿Vamos a tener otro Pablo Cuevas?». A mí me interesa tener muchos más chiquitos jugando al tenis. Ya veremos cuándo llega otro Cuevas”.
Puelinckx impacta: “Cuando ven que invertimos un millón de dólares aquí en una obra, nos llaman «locos», tal como se percibe que está el país”. Y aclara: “Creemos en Argentina como país. Y el deporte aquí es increíble. Tenemos otros torneos (Barcelona, Amberes), pero éste es especial, la gente es muy especial. Seguimos apostando porque los negocios también funcionan y es una apuesta a largo plazo, con años mejores y peores”. Durante la semana, el ejecutivo belga recibió a Herwig Straka, miembro del Board de la ATP y representante de los certámenes de Europa. “Antes de irse me dijo: «Me sorprendió mucho el torneo. Primero, porque está mejor que muchos 250 de todo el mundo, y, segundo, porque vengo a Sudamérica pensando que es otro mundo y no tiene nada que envidiarles a los mejores torneos de Europa». Esto fue como un buen cumplido”.
En ese contexto, no haber sido elegido el Argentina Open por la ATP el año pasado para el upgrade a la categoría 500 fue una desilusión. “Sí, seguro lo fue”, reconoce Puelinckx. “Si apuestas por algo y luego no sale, es una pena. Pero a veces you win [ganás], a veces you lose [perdés]. Seguimos teniendo un gran torneo y trayendo a los jugadores que la semana que viene estarán en Río [500]. Seguimos pensando en el 500. En el futuro ya se verá; quién sabe cuándo habrá otra posibilidad. Tuvimos votos en favor, pero había otros sitios con más dinero y mercados más grandes, y eso pesó para la ATP. Nos duele en el corazón, pero al final seguimos en la lucha. Hubo dos miembros de la ATP esta semana aquí y se han sorprendido para bien. Tal vez mañana se abra un upgrade y ahí estaremos otra vez. Tenemos credibilidad”. La ATP quería un merge, que dos torneos de categoría 250 convergieran en un 500. Tennium llegó a tener un acuerdo con el ATP de Newport, pero aparecieron en escena los qataríes y la oferta económica se disparó. Al final, Doha, Dallas y Munich serán de categoría 500 en 2025.
El mapa del circuito va moviéndose y la Asociación de Tenistas Profesionales muestra una intención de reducir la cantidad de torneos del nivel ATP 250, como el de Buenos Aires. Es casi un hecho que el año próximo ya no se jugará el Córdoba Open, y Santiago, de Chile, que cierra la gira sudamericana de cuatro estaciones, también estaría tambaleando. “Para los que se queden, el mapa será positivo, habrá más oxígeno, pero nos pone presión para seguir estando arriba”, dice Puelinckx. “Nuestra propuesta para fortalecer la gira con dos torneos 500 [Buenos Aires y Río] tuvo apoyo entre los jugadores y algunos miembros de la ATP. No es buena noticia que saquen torneos de Sudamérica, porque queremos una gira potente, que los jugadores se queden a varios torneos. Hay que seguir peleando para que el tenis se potencie en la región. No hablamos de economías más estables, sino de que aquí hay mercado, hay interés en el deporte, la gente juega al tenis más que en otros países”.
El desembarco de Arabia Saudita en el tenis es un asunto que dispara distintas miradas en el ámbito de las raquetas. Para los ejecutivos de Tennium no es un problema. “Para mí es un elemento más en el mundo del deporte. Para los jugadores es muy buena noticia, porque pueden generar muy buen dinero. No hablo de los top, sino de los que vienen debajo, del 30 al 150″, sostiene Puelinckx. Y añade: “Nos preocupa que los jugadores tengan un balance positivo al final del año. Aquí el torneo no se hace sólo con Carlos [Alcaraz]; se hace con todos los jugadores. En ese sentido, entonces, es positivo. Por otra parte, nos empuja a todos a ser más competitivos y subir los estándares. Me parecería mal si montaran un tour en paralelo, como sucede en el golf. Eso sí molestaría. Pero en el tenis están sumándose al proyecto. Si estuvieran durante 50 semanas, con diez millones de prize money, diría «OK,,,». Pero no es lo que quieren hacer”.
Para el ATP porteño, haber contado con Alcaraz durante dos años seguidos fue una bendición. El español jugó el campeonato de Río de Janeiro en 2020, 2022 y 2023, también lo protagonizará este año y se cree que regresará en 2025, con lo cual habrá una opción de que vuelva a Buenos Aires. Pero más allá de esa chance aún lejana, el Argentina Open ya piensa en otros nombres que puedan atraer. “Siempre hablamos desde lo más temprano posible con los jugadores, buscando el mejor producto. Cuando estaba Nadal, hablábamos de él, y después pensábamos en el número 2, el 3… El foco seguirá igual”, dice Hughes. “Siempre intentaremos traer a un top-top, como Carlos. Llegará un año en el que no vendrá”, reconoce Puelinckx. Y confía: “Pero si un año no viene, seguiremos teniendo un muy buen torneo. Eso, seguro”.